lunes, 2 de junio de 2008

Manías lectoras

  • Jamás señalo la página de un libro doblando la esquina. ¡Sacrilegio! Y cuando las encuentro dobladas en libros de biblioteca las desdoblo.

  • Nunca uso el mismo separador para dos lecturas seguidas; los voy alternando.

  • Evito, también, leer dos títulos seguidos del mismo autor (con lo cual a veces debo reprimir la tentación).

  • Todos mis libros llevan ex libris. Primero fue una firma (en distintas etapas), después un sello y ahora una estampa bastante más personalizada.

  • Los de encuadernación más precaria y que sé que manejaré mucho los cubro con forro adhesivo.

  • En los últimos tiempos y tras diversas (y funestas) experiencias el préstamo de mis libros a terceros ha quedado hiper-mega-restringido a personas de extrema confianza, verdaderas amantes de los libros (por su contenido y como objeto) y que demuestren gran cuidado. A pesar de ello, existen determinados ejemplares que no presto a nadie.

  • Acostumbro subrayar o marcar aquellos pasajes que más me gustan. A lápiz, por supuesto. Pero no soporto encontrar anotaciones o subrayados en libros de biblioteca.

  • Mis estanterías llevan un orden preciso en donde cada libro tiene su lugar: géneros, autores, países... Si alguien descoloca alguno lo noto nada más entrar en la habitación.

  • Manía ya en desuso: antes terminaba todo libro que empezaba, por mucho que me disgustase. Por suerte ya no: llega un punto en que ya no quedan oportunidades para dar.

  • Confesión: si cuando voy en tren el pasajero de al lado también lee no puedo evitar lanzar miradas furtivas tratando de averiguar el título... (con disimulo, eso sí).

  • Ante un libro viejo lo primero que hago es olerlo.

¿Y las tuyas, cuáles son?

6 comentarios:

Veronika dijo...

¡Que post divertido!
No conozco lector/a que no tenga manías.
Algunas de las mías:
-Yo tampoco doblo las esquinas de las páginas, porque cualquier acción que dañe de alguan forma un libro me parece aberrante(los que queman libros deberían correr la misma suerte...)
-No subrayo y no me gusta encontrar textos subrayados en libros de la biblioteca... pero hubo una excepción. Un libro de Alfonsina Storni, que siemore sacaba de la biblioteca y le tenía mucho cariño, tenía muchas anotaciones en lápiz.
-Dejo señaladores y papelitos marcando las páginas que contienen algún pasaje que me gustó mucho.
-Siempre termino todos los libros que empiezo a leer, por eso ahora me he vuelto más selectiva con mis lecturas.
-Un libro que, intuyo, va a gustarme mucho no lo arranco si tengo algo urgente que hacer... porque en esos casos no suelto el libro hasta que se termina.

-Trato de alternar formatos.

-Siempre huelo los libros primero... y si son viejos los huelo como olía las rosquitas que hacía mi abuela, con ternura y regocijo.

- No suelo usar las solapas para marcar las páginas.

Rayuela dijo...

Algunas más:

-Sí, definitivamente yo tampoco uso las solapas para marcar las páginas y me molesta muchísimo ver algún libro "deformado" de este modo.

-Me revienta que me interrumpan sin motivo mientras estoy leyendo, y cuando me veo obligada a frenar la lectura procuro no hacerlo a mitad de un capítulo (es horrible cuando se trata de un libro no dividido o con capítulos muy largos...).

-Ésta ya trasciende las fronteras personales: en las librerías tiendo a recolocar aquellos libros que alguien ha movido de su pilo, puesto bocabajo o del revés. El orden...

Veronika dijo...

Las interrupciones son imperdonables, excepto, claro está, que se trate de algo importante (donde hay riesgo de muerte, y poco menos).
- Cuando tengo que dejar de leer espero la finalización de un capítulo... aunque, muchas veces, caigo en el "uno más y dejo...".
- Me pone un poco nerviosa que la gente deje los libros fuera de su lugar en la librería, que los saquen del orden alfabético o los coloquen al revés.

Anónimo dijo...

Sí, es realmente molesto tener que dejar un capítulo a la mitad; por lo que veo debe ser la manía más frecuente entre los lectores. Aunque muchas veces el avance implacable del tiempo, en confabulación con las obligaciones profesionales y/o personales no dejan otra opción.

Ayer me pasó, en medio del capítulo 41 de Rayuela. Desgraciadamente tal circumstancia no está contemplada como motivo de baja laboral.

Saludos!

Rayuela dijo...

Sobre las anotaciones en los libros, recomiendo este lindo artículo publicado hoy en Crítica de la Argentina por Alberto Rojo: nada más y nada menos que sobre Borges...

http://criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=5096

Lluís Salvador dijo...

Hola:
Yo tampoco soporto el subrayado en libros de biblioteca. Por eso, soy aquel que va borrando los subrayados y los devuelve en más o menos estado de blancura.
Mi manía son los intonsos, cortar las páginas sólo del capítulo o fragmento que voy a leer ese día. Y cuando encuentro un intonso intacto en la biblioteca de otro, no me puedo reprimir y le pregunto si lo ha leído. ¡Y a veces me contestan que sí!
Por cierto, esa manía de ordenar los libros en las librerías se conoce como "síndrome del librero". Todos los que hemos trabajado en librería lo tenemos. Saludos,
Lluís

 
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