martes, 23 de diciembre de 2008

La figura de la alfombra, Henry James




La figura de la alfombra
(The figure in the carpet)
Henry James
Impedimenta
120 páginas
ISBN: 978-84-936550-8-2



Leer a Henry James es siempre una delicia. Lo son sus personajes, a quienes retrata con una profundidad psicológica aguda, de forma que hasta los que aparentan ser más superficiales nos ofrecen luces y sombras; deliciosos son también sus temas o, mejor dicho, el escenario, el momento y el ambiente en el que estos se desarrollan, y, por supuesto, es delicioso su lenguaje, su forma de presentar la historia a través del detalle, de lo que no se dice, del gesto minúsculo tras el que se revela el enigma.

La mayoría de las historias de James transcurren en una sociedad acomodada, exquisita, bellamente articulada a través de la apariencia, en donde todo presume de ser fino, delicado, digno de contemplación. Pero una vez que descorremos ese velo suave y amable lo bello se resquebraja, lo que antes parecía refinado ahora es abiertamente abyecto. Salen los demonios y caen las máscaras, pero James nos lo cuenta con elegancia, con suprema elegancia. De hecho, aunque no exista nada mezquino en alguna de sus historias, sí hay siempre algo oculto, un secreto, como bien indica Antoni Marí en la introducción de esta obra. La verdad sobre los personajes de Henry James suele estar disimulada por un envoltorio cortés, el mismo que nos podría hacer pensar que su literatura no va más allá de lo agradable, cuando en realidad es de una profundidad grandiosa.

James fue un autor muy prolífico, conocido sobre todo por sus grandes novelas, como Retrato de una dama o Los embajadores, obra esta última que consideraba el mayor logro de su actividad artística. Pero también destacó en el género de relato y de la novella (de extensión mayor que un cuento, pero menor que una novela). En este campo destacan Los papeles de Aspern, Daisy Miller y la muy conocida Otra vuelta de tuerca (1898). La figura de la alfombra, escrita en 1896, forma parte de su “segunda época”, en la que deja a un lado las novelas y se concentra en cuentos y obras de teatro.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Despertares, de Oliver Sacks




Despertares
(Awakenings)
Oliver Sacks
Anagrama, Argumentos
ISBN: 978-84-339-6219-5
600 páginas
Desde la primera vez que leí a Oliver Sacks, con Un antropólogo en Marte, quedé absolutamente fascinada en dos sentidos: uno, por las extraordinarias historias que narraba sobre alteraciones neurológicas (un tema por el que siempre he sentido gran atracción) y, dos, y aquí reside el auténtico motivo de mi fascinación, por la perspectiva que defiende sobre la enfermedad y su tratamiento. Sus libros se centran en temas que, a priori, todos catalogaríamos como “científicos” y, por supuesto, lo son, ya que se trata de casos médicos. Pero lo que a Sacks le interesa no es realizar una exposición sobre la enfermedad en términos puramente científicos, mecánicos y químicos, sino dar una visión sobre los paisajes existenciales en los que viven los pacientes, las experiencias individuales de cada uno con su enfermedad.

Aquí radica su éxito, no sólo el que cuantifica las ventas de sus libros, sino su calidad como científico y como persona. De ahí que, cuando en 2006, Dustin Hoffman presentó el premio ‘Music has power,’ que el Institute for Music and Neurologic Function le concedió a Oliver Sacks, afirmó que lo que en esos momentos estaban celebrando era su profunda humanidad.

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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Pausa


A la pregunta de si sigo por aquí, mi respuesta es: sigo, un tanto en la sombra, un mucho callada. Pero seguiré, iré retomando la voz y, espero, también la luz. Estoy atravesando un momento en el que mi cabeza parece la librería más desordenada del mundo, con estantes que tiemblan y volúmenes que amenazan con caerse. También podría decir que es un rayuela un poquito desdibujada, sin ánimo de tirar el tejo y empezar a saltar.

Agradezco a los que me habéis preguntado, los que os habéis preocupado por mi silencio y mi casita abandonada.

Esto es sólo una pausa, a la que espero que pronto le suceda el botón del "play". Quién sabe, quizás una nueva trivia sirva para recomenzar.

Tengo libros en mi mesilla, comentarios pendientes. Es curioso (o quizás todo lo contrario) que en momentos así, desinflados y grises, lo que me despeje sea la lectura sobre alteraciones en nuestra mente. Es Oliver Sacks y sus Despertares. Qué tonta, ¿será que inconscientemente haya recurrido a él para que me despierte...?

martes, 2 de diciembre de 2008

'Chac Mool', de Carlos Fuentes

Chac Mool

En estos días que se celebra el 80 cumpleaños de Carlos Fuentes con nutridos homenajes, escojo uno de sus cuentos para esta sección semanal. Ante todo, confieso que lo único que he leído de Fuentes son relatos de corte fantástico y la novela breve (o “cuento largo”) Aura; todos ellos me fascinaron por ese velo de misterio ambiguo entre la belleza y el terror. ‘Chac Mool’ fue, si mal no recuerdo, el primero que cayó en mis manos y, tras diversas lecturas, conserva su poder de atracción. Forma parte del volumen Los días enmascarados, el primer libro publicado por Fuentes, en 1954, y es uno de sus cuentos más conocidos.

Chac Mool es el término que designa cierto tipo de escultura que representa un hombre acostado sosteniendo un plato sobre el vientre. El nombre significa “jaguar rojo” en maya yucateco, y fue inventado por el explorador Auguste Le Plongeon a fines del siglo XIX. Estas estatuas aparecieron en Mesoamérica durante el posclásico, asociadas a la cultura tolteca y la mayoría de los ejemplares que hoy se conservan aparecieron en Tula y Chichen Itzá. Los expertos creen que se trataba de representaciones sagradas, utilizadas como piedras para los sacrificios. Aunque no está muy claro, según algunas fuentes el Chac Mool estaría relacionado con el dios de la lluvia.

 
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