viernes, 31 de octubre de 2008

Orson Welles y la Guerra de los mundos

Orson Welles Ayer, 30 de octubre, fue el Día de la Radio y qué mejor modo de celebrarlo que recreando un acontecimiento que pasó a la historia y puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación: la emisión que hizo Orson Wells en la CBS de la Guerra de los mundos de H.G.Wells, precisamente el 30 de octubre de 1938, es decir, hace ya 70 años.

La Academia española de la radio revivió anoche la ficción basada en el relato de H.G.Wells, en esta ocasión en las voces de famosos locutores españoles: Primitivo Rojas (en los papeles de Orson Welles), Luis del Olmo, Juan Ramón Lucas o Ángeles Afuera, entre otros muchos. La emisión fue realizada por Radio 3, con la colaboración de la Cadena Ser, Onda Cero, Punto Radio, Onda Rambla, Radio Interconomía y Onda Madrid, y pueden escucharlo aquí:


Hagamos un poco de memoria.

La noche del 30 de octubre de 1938, un joven Orson Welles representó por la emisora de radio CBS una adaptación de la novela de ciencia-ficción de H.G.Wells, La guerra de los mundos. El programa fue organizado por el propio Welles con la colaboración de algunos de sus compañeros del Mercury Theatre, compañía teatral que él mismo había fundado. A pesar de que durante la emisión se avisó en tres ocasiones de que se trataba de una representación, su realismo fue tal que el pánico tomó la ciudad de Nueva Jersey, donde supuestamente estaba teniendo lugar la invasión extraterrestre. Sobra decir que este episodio le abrió a Welles muchas puertas en el mundo del cine.

La emisión duró cerca de una hora. A una breve introducción de Welles en la que explicaba la naturaleza del programa, le siguió un falso noticiario en el que se narraba, “en vivo y en directo”, el ataque de seres extraterrestres procedentes de Marte. En el minuto 40:30 apareció un nuevo mensaje aclaratorio y, a continuación, la narración en tercera persona de Orson Welles, en el papel del Profesor Pierson. Pero ya era demasiado tarde: los oyentes que habían sintonizado la emisora después de la introducción, creyeron que se encontraban ante una invasión auténtica y estaban colapsando las comisarías de policía y redacciones de noticias en un intento desesperado de protegerse de los gases letales emitidos por los extraterrestres.

La emisión original pueden descargarla desde aquí y leer la transcripción aquí.

jueves, 30 de octubre de 2008

Trivia de Arte 17

¿A qué obra pertenece este fragmento?


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SOLUCIÓN A LA TRIVIA DE ARTE 17:



San Jerónimo en su lectorium, Antonello da Mesina

San Jerónimo en su lectorium
Antonello da Mesina
1460-1475
Óleo sobre lienzo, 46 x 36 cm
Galería Nacional de Londres

miércoles, 29 de octubre de 2008

La octava maravilla, de Vlady Kociancich

Antes que escritora, Vlady Kociancich fue periodista, crítica literaria y traductora; mientras cursaba la carrera de Filosofía y Letras en Buenos Aires conoció a Jorge Luis Borges, con quien estudió inglés antiguo y con el que mantuvo una gran amistad que duraría hasta la muerte del escritor. La octava maravilla se publicó en 1982 con prólogo de Adolfo Bioy Casares; tras ella vinieron otras novelas, libros de cuentos y ensayos, junto con diversos premios tanto en Argentina como en España.

Dice Bioy Casares en el prólogo de este libro que pueden distinguirse tres corrientes principales dentro del género fantástico: la que procura el terror (castillos, vampiros y cadáveres), la de la utopía y la que se manifiesta en construcciones lógicas, prodigiosas o imposibles, que suelen ser aventuras de la imaginación filosófica; la novela de Vlady Kociancich se inscribiría en esta última línea: una aventura de la imaginación filosófica, una historia de amor, de amistad, de traiciones, una busca infinita.

martes, 28 de octubre de 2008

Apuntes sobre Rayuela (IV)

Pont des Arts

La Maga


La Maga es, sin duda, uno de los grandes personajes femeninos de la Literatura, uno de los más queridos y también de los más misteriosos. Dentro de Rayuela y en contraposición al resto de personajes, la Maga carece de los conocimientos culturales que estos poseen y demuestran, sin embargo ella entiende lo que vive y lo que siente. Intuición, magia, libertad... Podemos llamarlo de muchas formas, al final es ella la mejor asentada en el mundo, la que no necesita buscar. La Maga encuentra. Encuentra lo que ella necesita y, más aún, sabe exactamente lo que quiere Horacio (cuando él mismo lo desconoce). La Maga es capaz de ver con los ojos cerrados, es la cúspide de lo sensorial. Mientras Oliveira pretende vivir en el lado (de acá, de allá) racional, ella vive en el pasional.

Curiosamente se trata de un personaje al que conocemos sólo a través de los ojos e impresiones de los demás. Sus pensamientos rara vez se nos presentan de forma directa, de hecho creo que uno de los pocos casos es la carta que le escribe a Rocamadour. Su forma de ser, de vivir, de comportarse, la sentimos mediante los pensamientos del grupo, en especial de Horacio. En el fondo, es imposible conocer a la Maga. Por mucho que Horacio diga, piense o sienta sobre ella, por mucho que los demás opinen o intuyan, no sabemos lo que la Maga piensa de su vida, de la vida. Por eso es para mí tan etérea.

Existe en algunos medios la tesis sobre una supuesta misoginia de Cortázar, teoría que nunca he defendido y que, además, me resulta ridícula. El hecho de que la Maga, uno de los personajes centrales de Rayuela, carezca del bagaje cultural que poseen los que la circundan, de que haya un "desnivel" de conocimiento y que el resto la vea a veces como un ser inferior por ese peldaño más bajo en que la colocan, no me parece que responda a una actitud misógina. No vería discriminación o saña ni aunque el personaje en cuestión fuera un hombre. Sobre todo porque opino que, en realidad, el mejor personaje de Cortázar, el más difícil y el más puro es precisamente éste.

Si bien es cierto que casi toda la novela está sustentada, de una forma u otra, en Horacio, en su visión del mundo y en su búsqueda sin rumbo, su complejidad y la de la Maga difieren. Horacio nos llega como una tormenta apabullante, arremete de todos lados. Veo en él una riqueza ilimitada, una figura de múltiples aristas, algunas de las cuales encajan y otras no —aunque él lo intenta por todos los medios.

Mientras Horacio se nos presenta de una forma abiertamente compleja, de la Maga no sabemos casi nada, con la salvedad de algún episodio concreto. La Maga no nos llega como una tormenta, sencillamente está ahí, aparece sin saber cómo, cuándo ni dónde. La Maga flota todo el tiempo, está en el aire, en ausencia o en presencia. La mayoría de los integrantes del Club la ven como un ser simple, tonto, ingenuo, pero en el fondo llegan a percibir esa errónea actitud: los datos que ellos tienen son fáciles de adquirir, la magia que la envuelve a ella, no.

Al final de la novela se ratifica lo que cada uno intuía en secreto: la Maga, esa presencia ausente, interruptora de preguntas absurdas, ajena al debate cultural que parece centrar los encuentros, es la verdadera figura aglutinadora. La Maga contiene y expresa todo lo que los demás no son y anhelan atrapar en algún pequeño momento. La Maga es siempre lo sentido, lo soñado, lo intuido, lo deseado. La Maga es el centro.

Creo que la diferencia entre Horacio y la Maga reside en la conciencia del absurdo. Rayuela es un enorme absurdo, un juego de vida con el que se bromea para tomarlo en serio, o al revés. Encontramos juegos absurdos, conversaciones absurdas, preocupaciones absurdas... conviviendo codo con codo con tristezas y pasados turbadores. Sin embargo, para mí, todo, absolutamente todo está impregnado de absurdo, al menos en una primera capa. Uno de los personajes donde más evidente es esto es en la Maga, porque ella es en verdad consciente del absurdo y, en consecuencia, ha optado por vivir dentro de él. En cambio, Horacio no termina por darse cuenta; se debate en un permanente oscilar entre "lo serio" y "lo lúdico", cuando ella ya ni siquiera se preocupa de esas denominaciones divisorias. En ocasiones parece que Oliveira quisiera vivir en serio el absurdo..., extrapolar las reglas del juego. Sabe bien cómo y qué es la Maga, lo que ella entiende y lo que sabe, y le revienta. Le revienta pero al mismo tiempo la ama por ello. Primero, porque ve que ella lo entiende mejor que él a sí mismo; segundo, porque ella puede volar, puede vivirlo todo, y él no.

En el fondo, pienso que lo que Horacio busca lo tiene siempre delante, alrededor, tocándole las orejas. La Maga es una encarnación de esa búsqueda; búsqueda absurda, como todo.

sábado, 25 de octubre de 2008

[Algo para compartir] Daniel Merriam

Otro regalito artístico desbordante de imaginación: las ilustraciones de Daniel Merriam. Su obra la descubrí hace varios años de la mano de un foro de literatura y, desde entonces, anida en mi disco duro con carpeta propia.

En 1998 se publicó el primer libro con sus pinturas, The art of Daniel Merriam. The impetus of dreams, que, según tengo entendido, está agotado. Desde 2005 forma parte del fondo permanente del Museo de Arte de Los Angeles. Ahora recibo la alegría de que el año pasado se publicó un segundo libro: The eye of a dreamer. ¿Lograré conseguirlo?

Ay, os juro que cuando veo estos mundos oníricos... ¡me entra una angustia tremenda de no poder visitarlos!




jueves, 23 de octubre de 2008

Juegos de la edad tardía, de Luis Landero

Juegos de la edad tardía




Juegos de la edad tardía
Luis Landero
Tusquets
ISBN: 84-7223-135-6
376 págs.


Juegos de la edad tardía fue la primera novela que publicó, en 1989, Luis Landero. Un año después obtuvo el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura, convirtiéndose en uno de los referentes de la narrativa española actual. La originalidad de sus temas, que parten de hechos cotidianos, casi vulgares, para erigirse en laberintos desbordantes de imaginación, junto con la pulcritud de su prosa y un sentido del humor entre la ternura y la fechoría, hacen de Landero un escritor personalísimo y que, a mi modo de ver, tiende puentes con parte de la literatura hispanoamericana.

Leer mi reseña completa en Papel en blanco

Trivia de Arte 16

¿A qué obra pertenece este fragmento?


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SOLUCIÓN A LA TRIVIA DE ARTE 16:


La isla de los muertos, Arnold Böcklin

La isla de los muertos
Arnold Böcklin
1880
Óleo sobre lienzo, 111 x 155 cm
Museo Öffentliche, Kunstsammlung. Basilea

martes, 21 de octubre de 2008

Felicidad clandestina, de Clarice Lispector

Clarice LispectorLo primero que leí de Clarice Lispector fue precisamente lo último que ella escribió, una pequeña joya, atípica y sorprendente llamada La hora de la estrella. No recuerdo el impulso que me llevó a escoger algo suyo de los estantes de la biblioteca, si fue por recomendación o por pura casualidad en un día que necesitaba descubrir algo nuevo. Sea como sea, esto último se cumplió. Definitivamente nunca antes había leído algo como aquello. Tiempo después el libro elegido con mi carnet de socia fue este volumen de relatos (género que, afirman, fue su especialidad), Felicidad clandestina, que incluye un cuento homónimo imprescindible para cualquier apasionado de la lectura. Por desgracia se encuentra descatalogado, pero desde hace unos años podemos encontrarlo dentro de los Cuentos reunidos publicados por Alfaguara...


lunes, 20 de octubre de 2008

Cómo elijo mis libros

Esta mañana estuve escuchando una conferencia (más bien charla) impartida por Javier Marías hace unas semanas en la Fundación Juan March. En un momento dado se mencionó a la crítica y su influencia en el autor, lo que hizo derivar mi pensamiento hacia el papel de ésta en el lector. ¿Qué influencia tiene la crítica, digamos, "profesional" sobre cualquiera de nosotros a la hora de escoger un libro?

En mi caso concreto debería decir que prácticamente ninguna. Si comparamos el volumen de reseñas profesionales y de las "no profesionales" que leo, las segundas tienen la partida ganada. El desnivel se debe a varios motivos: el primero es que leo muchísimo más en internet que sobre papel (de hecho, los artículos que leo de un medio originalmente impreso suelo recogerlos de su versión digital), y casi todos mis sitios de referencia son blogs o, en todo caso, revistas culturales gratuitas. El segundo es que, salvo extrañas excepciones, la crítica profesional se centra en la novedad y, lo que es peor, en la novedad bien distribuida y bien vendida, con lo que sólo quedaría "cubierta" por lo último -cuando me declino más por lo escrito décadas o siglos atrás- y por lo más comercializado -ojo, aquí no me refiero a los bestsellers-. El tercer motivo es que prefiero que, si me hablan de un libro, lo hagan desde su experiencia personal, más sentimiento y menos teoría literaria. Es más, me acerco al análisis crítico puro y duro después de haber leído el libro (no le encontraría sentido hacerlo antes).

Por supuesto, de vez en cuando cae en mis manos un artículo con firma que merece mi interés y que, además, me incita a conocer esa obra, pero estos casos son los mínimos. Mi lista de próximas lecturas se nutre de: blogs (antes este papel lo ocupaban los foros), de paseos espontáneos por librerías o bibliotecas (un título que te atrapa) y de otros libros (éste es uno de los métodos más jugosos). Me interesa descubrir, tirar del hilo que me dejó una lectura anterior, sorprenderme con un título o un autor.

¿Y ustedes, cómo eligen sus lecturas?

sábado, 18 de octubre de 2008

¿Pueden suceder tales cosas?, Ambrose Bierce


¿Pueden suceder tales cosas?
Ambrose Bierce
Valdemar, Gótica
ISBN: 84-7702-501-0
446 págs.

El presente volumen, ¿Pueden suceder tales cosas?, es la más amplia recopilación de cuentos de Bierce publicada en España, y reúne los cuarenta y dos relatos de terror escritos por el singular autor norteamericano, desde los más conocidos ('La muerte de Halpin Frayser', 'El clan de los parricidas' o 'Un habitante de Carcosa') hasta los inéditos ('Una noche de verano', 'Un horror sagrado' o 'Cuerpos de la muerte').



Ojalá pudiera escribir con emoción de lectora feliz la reseña sobre este libro, sobre todo teniendo en cuenta lo que me costó conseguirlo (parecía que las fuerzas cósmicas se aliaban para impedírmelo). Tan enamorada de mi primer volumen de Valdemar (¡cuánto me gusta el diseño de esta editorial!) para acabar convirtiéndose en una lectura postergada por el... aburrimiento. ¡Ay, vergüenza me da admitirlo! Mi primera gran toma de contacto con “el amargo Bierce” no me ha deparado la satisfacción que yo esperaba.

Desde que hace un tiempo leí su cuento ‘Chickamauga’, que me fascinó, y algunas de las lúcidas definiciones de El diccionario del diablo me entraron ganas de conocerlo un poco más a fondo. Pensé que la recopilación de sus cuentos fantásticos sería una magnífica ocasión y que encontraría en ellos lo mejor de la literatura de terror del XIX. Sin embargo, me topé con una lectura que me resultó lenta y, casi en su totalidad, tediosa; no fui capaz de quedar atrapada entre sus páginas salvo en contadas ocasiones que ahora ni siquiera recuerdo. A pesar de la descripción detallada de atmósferas tétricas y cargadas de elementos sobrenaturales, no encontré el suspense, la tensión suficiente para permanecer a la expectativa del desenlace. Si bien no se concentró sólo en este género, veo que la crítica lo sitúa junto a Poe, Maupassant y Lovecraft; de hecho, parece que este último tomó algunos elementos de la obra de Bierce para sus Mitos de Cthulhu. Lo que conozco de Maupassant me ha gustado ligeramente más, así como lo poco leído de Lovecraft (precisamente algunos de esos mitos) y, sin duda, me sigo quedando mil veces con los relatos de Poe.

Quizás deba intentarlo con la que se considera su mejor obra, los Cuentos de soldados y civiles, donde se recoge el relato que me conquistó y uno de los que más me gustaron de esta “frustrada” lectura: ‘Suceso en el puente sobre el río Owl’.

Oh, espero que el alma perdida de Bierce no venga a interrumpir mis noches…

jueves, 16 de octubre de 2008

Trivia de Arte 15

¿A qué obra pertenece este fragmento?


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SOLUCIÓN A LA TRIVIA DE ARTE 15:


El banquete de Cleopatra, Tiepolo

El banquete de Cleopatra
Giambattista Tiepolo
1746-1750
Óleo sobre lienzo
National Gallery of Victoria, Melbourne

miércoles, 15 de octubre de 2008

'Los que se alejan de Omelas', de Ursula K. Le Guin

Las doce moradas del vientoAl pensar en un relato para esta sección ['Un relato a la semana'] recordé casi al instante este texto leído hace unos años, en mi primer acercamiento a Ursula K. Le Guin. No soy asidua del género de la ciencia-ficción, pero reconozco que he tenido algunos “flechazos” que, por suerte, han pasado a convertirse en esos libros a los que siempre deseo regresar. Este cuento aparece recogido en Las doce moradas del viento y recibió el Premio Hugo al mejor relato corto en 1974 (a su vez, la antología fue merecedora del Premio Gigamesh en 1986)...

Los nadies, por Eduardo Galeano

Sebastiao Salgado Fotografía de Sebastião Salgado

LOS NADIES

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Eduardo Galeano





Colaboración en Papel en blanco


Desde hace unos días colaboro en un blog colectivo "sobre literatura, el arte de los libros y el apasionante mundo de la lectura" que, seguramente, muchos ya conocéis: Papel en blanco. Así que también podréis leerme por allí, ya no con seudónimo sino con mi nombre real.

martes, 14 de octubre de 2008

Fabulando blogs...

Monumento a Cervantes, Cartagena
Según Technorati y su Informe sobre el estado de la Blogosfera 2008, cada día se crean 900.000 posts nuevos de 133 millones de blogs indexados desde 2002. Al margen de la fiabilidad de estos datos, a estas alturas es muy palpable la importancia creciente que el fenómeno del blog tiene en la actualidad. Cualquiera puede abrir en cuestión de minutos, una bitácora donde expresarse de la forma que le venga en gana y comentar aquello que más le apetezca. Las primeras noticias que recibí sobre lo que era un blog apuntaban a diarios personales en los que alguien contaba sus aventuras y desventuras. Dicho así, sin mayor profundidad, no llegó a provocarme ni un gramito de interés: "una mezcla de prensa rosa y reality show", pensé. Por suerte, me equivocaba. La temática sobre la que puede versar un blog es tan diversa que resulta difícil no encontrar uno al que volverse asidua. Yo me "lancé" con la intención de abrir una ventana por la que compartir, con quien gustase, una de las cosas que más amo en el mundo: la literatura. Y aquí recalamos en la blogosfera literaria.

Como hoy día la tecnología nos sacude casi en cada esquina de la actividad humana era de prever que la literatura también encontraría una vía por la que expandirse. El mes pasado nos enteramos de que José Saramago, de 86 años (para que luego digan que internet es para las generaciones jóvenes), se unía al mundo de los blogs con su cuaderno personal, y Javier Marías, reciente miembro de la Real Academia, vuelca en su blog los artículos que publica cada semana en El País. Son sólo dos ejemplos de literatos de renombre que se han sumado al fenómeno.

Por otro lado, existen curiosas iniciativas en la blogosfera literaria: desde el 9 de agosto podemos leer, casi diariamente, las reflexiones de... George Orwell. Para los que no lo sepan, en Orwell diaries se transcriben las anotaciones personales que realizó el autor en su diario durante 1938. Cada entrada se publica el mismo día, setenta años después que su original. De forma análoga puede leerse El quadern gris de Josep Pla, noventa años más tarde de su publicación.

Hace unos días a raíz, precisamente, de una entrada sobre el Nobel portugués, un lector fabulaba sobre la idea de que Fernando Pessoa tendría, hoy día, un blog por cada heterónimo. ¡Qué increíble sería poder leer las reflexiones futuristas de Álvaro de Campos, la 'no-filosofía' de Alberto Caeiro o el clasicismo de Ricardo Reis! Y, por supuesto, al propia Pessoa comentándolos a todos.

¿Qué escritores, ya desaparecidos, tendrían un blog? ¿Se imaginarían haber leído las epístolas de Drácula "en directo"?

O los cuadernos de Kafka (aunque si se negaba a publicar su obra, dudo mucho que claudicase con un blog).

Sí, imagino, por ejemplo, a Virginia Woolf reclamando la escritura femenina o comentando las tertulias del Círculo de Bloomsbury.

Joyce relatando ese día de junio en la vida de Leopold Bloom y Setephen Dedalus.

Rilke aconsejando al joven poeta.

Perec exprimentando con las palabras, anotando las intimidades del edificio de la calle Simon-Crubellier o ideando juegos literarios con Calvino.

¿Y las tribulaciones de Werther? ¿Las meditaciones de los personajes de Dostoievski (y las suyas propias recaudando dinero para pagar las deudas)? ¿O los diálogos entre Sancho y don Quijote?

¿Escribirían Borges y Bioy Casares un blog a dos manos? Sería genial el de Macedonio Fernández o el de Machado, firmando como Mairena. Y qué risa lo que podría escribir Torrente Ballester o Fontanarrosa.

Por supuesto dejo el postre para el final: 'El blog de los cronopios', 'La bitácora de... un tal Lucas', 'La vuelta al día en 80 mundos' (qué título genial para un blog). ¿Y cómo sería Rayuela en formato bitácora...?

domingo, 12 de octubre de 2008

[Algo para compartir] Remedios Varo

El otro día descubrí un par de artistas plásticos que me llamaron mucho la atención, y pensé que era una pena dejarlos pasar y no compartirlos. Así que, de vez en cuando, haré un post sobre estos "descubrimientos" o sobre algunas "cosas bellas" que me he apetezca compartir.

El de hoy lo dedicaré a una pintora surrealista que descubrí hace poquitos días (Veronika tuvo algo que ver):


Remedios Varo (1908, Girona - 1963, Ciudad de México)

Su pintura es muy onírica, mística, simbólica, con algunos detalles que me recuerdan a un ilustrador que compartiré más adelante en esta sección.

Me es difícil escoger sólo uno de sus cuadros, pues todos los que he visto me fascinan, pero me decantaré por éste de curioso título:

Mujer saliendo del psicoanalista (1960)

Mujer saliendo del psicoanalista, Remedios Varo

Pueden ver muchos más (¡293!) en Ciudad de la pintura.



viernes, 10 de octubre de 2008

Apuntes sobre Rayuela (III)

Julio Cortázar
Rayuela dentro de la obra de Cortázar


Personalmente considero que Rayuela es la obra cúspide de Cortázar, aunque admito que no he leído toda su producción (todavía), y no pienso que sea tan similar a otros escritos suyos, prescindiendo de la estructura.

Está claro que Cortázar demuestra su talento en muchos de sus escritos, novelas, cuentos, poemas. Pero creo que lo que diferencia a Rayuela de todo lo demás es ser una suerte de punto de encuentro — de centro, si se quiere, así se riza más el rizo— entre la poesía, la novela y el cuento. Rayuela es "teóricamente" una novela (aunque él no la definía así), pero está plagada de pequeños cuentos y, lo que es más obvio, está escrita con poesía, a veces por su ritmo, otras veces por sus silencios. Con Rayuela siento más que nunca cómo es ser un personaje, que casi te resulta imposible creer que no sea real, que no está frente a ti. Por raro que parezca, esto no ocurre con cualquier lectura, aunque sea una de las metas a conseguir: identidad con los personajes, sentirlos vivos.

No sabría decir si prefiero al Cortázar cuentista o al rayuelístico, me quedo con los dos, pues los encuentro complementarios -una vez más. Como él mismo ha dicho, hay momentos en los que sólo puede escribir poesía, no habría posibilidad de prosa entonces. Pues a la hora de preferencias, me ocurre algo similar. Adoro sus cuentos, pero me apasiona Rayuela hasta el límite de la literatura. En algún momento llegué a decir que Rayuela es una novela plagada de cuentos, y lo reafirmo. Con su extraña estructura novelística tiene tantos pasajes perfectamente extraíbles y reconvertidos en relatos... En definitiva, no puedo decantarme por un Cortázar fragmentado.

Les dejo con sus propias palabras:
Personalmente creo no haber escrito nada mejor que "El perseguidor"; sin embargo, en Rayuela he roto tal cantidad de diques, de puertas, me he hecho pedazos a mí mismo de tantas y de tan variadas maneras, que por lo que a mí se refiere ya no me importaría morirme ahora mismo. Sé que dentro de unos meses pensaré que todavía me quedan otros libros por escribir, pero hoy, en que todavía estoy bajo la atmósfera de Rayuela, tengo la impresión de haber ido hasta el límite de mí mismo, y de que sería incapaz de ir más allá".
Julio Cortázar
Carta a Jean Barnabé, 3 de junio de 1963

jueves, 9 de octubre de 2008

Trivia de Arte 14

¿A qué obra pertenece este fragmento?


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SOLUCIÓN A LA TRIVIA DE ARTE 14:


El martirio de santa Catalina, Lucas Cranach el Viejo

El martirio de santa Catalina
Lucas Cranach el Viejo
Hacia 1508
Óleo sobre lienzo, 112 x 95 cm
Iglesia reformada de Ráday, Budapest

41 años sin el Che

Ernesto Che GuevaraConsternados, rabiosos

Así estamos.
Consternados, rabiosos.
Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles.
Da vergüenza mirar los cuadros, los sillones, las alfombras.
Sacar una botella del refrigerador.
Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida.
Vergüenza tener frío y arrimarse a la estufa como siempre.
Tener hambre y comer, esa cosa tan simple.
Abrir el tocadiscos y escuchar en silencio sobre todo si es un cuarteto de Mozart.
Da vergüenza el confort y el asma da vergüenza.
Cuando tu comandante, estas cayendo, ametrallado, fabuloso, nítido, eres nuestra conciencia acribillada.
Dicen que te quemaron.
Con qué fuego van a quemar las buenas, buenas nuevas.
La irascible ternura que trajiste y llevaste con tu tos, con tu barro.
Dicen que incineraron toda tu vocación, menos un dedo.
Basta para mostrarnos el camino, para acusar al monstruo y sus tizones, para apretar de nuevo los gatillos.
Así estamos, consternados, rabiosos.
Claro que con el tiempo la plomiza consternación se nos ira pasando.
La rabia quedará, se hará más limpia.
Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella.
Donde estés si es que estás, si estás llegando, aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones.
Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos

Mario Benedetti

martes, 7 de octubre de 2008

Por qué leo

Friedrich,Caminante sobre el mar de nieblaLeo porque me gustan las palabras: sus árboles genealógicos, sus significados de mil puertas, cómo juegan las unas con las otras, cómo se encuentran por casualidad y crean belleza.

Leo porque imagino y porque, cuando imagino, leo. Veo páginas escritas en mi cabeza, despierta y también dormida (estas últimas resultan de lo más surrealistas). Los libros imaginan un comienzo -no siempre un final- y yo los aderezo a mi manera.

Leo porque adoro al libro como objeto. Más al viejo que al nuevo, el amarillento y oloroso, el de varias manos.

Leo porque abro mundos. Elijo el de cada día y soy yo misma y otra. Espacios simples al alcance de un billete de tren, espacios complejos de existencia cifrada.

Leo porque me gusta el café caliente y una buena charla. Converso con los autores, tan cercanos y afines a mi soledad. Tan amigos cuando yo estoy callada con todos.

Leo porque respiro mejor, veo mejor, siento mejor. Porque leo y vivo más, y mis pasos dejan palabras en el suelo, que me siguen, que me envuelven, que escriben nuevos libros con los que salir al mundo cada mañana.

lunes, 6 de octubre de 2008

Mafalda, siempre Mafalda

Porque siempre me engancho, la vuelvo a leer y el tiempo no pasa...

viernes, 3 de octubre de 2008

Mrs. Vértigo

Siempre he sido una persona amante de los recuerdos. Los guardo con cariño en frasquitos individuales, con su olor, con su lluvia o con su sol, con las voces y los paisajes. De vez en cuando saco el tapón y me sumerjo en ellos; otras veces los tapones se agujerean solos y me invade la brisa por sorpresa. Por lo general sonrío, incluso río, y me asusto de cuán cerca parecen por momentos a pesar de la línea del tiempo, ya tan transitada.

Estos días he desempolvado algunos de esos frasquitos y, lo que es mejor, lo he hecho fuera de mi mente. Al reencontrar a esas personas con su halo de recuerdos, he salido de mí para intentar verlo todo desde fuera, a ellos, a mí misma y al tiempo entre medias. Con algunas ha habido sorpresas; con otras sólo confirmaciones, unas para bien, otras para mal. Da un poco de vértigo -como cantaba Ismael Serrano hace una década- observar los años, los cambios y las permanencias. Con siete años, con trece, con dieciocho, con casi treinta. Tiras de los frasquitos y ves secuencias, como si estuvieras en un cine privado, del patio del colegio, del aula decorada con dibujos y atiborrada de carpetas, de las tardes de invierno en donde la noche recortaba las horas libres, de lo lejos que estaba entonces todo, de lo mucho que importaba algo pequeño que ahora me produce risa.

Está lo que pensábamos, lo que queríamos, lo que esperábamos. Los hay que ya no piensan en esa dirección y los hay que han seguido el caminito que comenzaron hace mucho; los hay que han modificado sus querencias hasta el susto, y los que han querido y siguen queriendo, a pesar de las caídas. Y casi todos esperábamos más, o menos, quizás sólo diferente.

Me produce alivio asegurarme de una buena llegada. De que hay quien llegó a donde quería, y a donde yo quería que llegara. No sólo se siente orgullo por los hijos, también por los amigos. En parte has seguido sus viajes, sus esfuerzos, sus decepciones, has puesto alguna baldosa en el camino. Quizás ellos no lo sepan nunca, el orgullo que siento cuando recuerdo y cuento años.


Discover Ismael Serrano!

jueves, 2 de octubre de 2008

Trivia de Arte 13

¿A qué obra pertenece este fragmento?


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SOLUCIÓN A LA TRIVIA DE ARTE 13:

(Veronika)

The earth is a man, Roberto Matta

The earth is a man
Roberto Matta
1941
Óleo sobre lienzo, 183 x 239 cm
Colección privada, Chicago

miércoles, 1 de octubre de 2008

El libro de las ilusiones, Paul Auster


El libro de las ilusiones
(The book of illusions)
Paul Auster
Anagrama, Compactos
ISBN: 978-84-339-6812-8
344 págs.

Sinopsis: "David Zimmer, un escritor y profesor de literatura, se pasa los días bebiendo y cavilando sobre el minuto aquel en que su mujer y sus hijos todavía no habían subido al avión que estalló. Una noche, mirando la televisión, y por primera vez tras seis meses, algo lo hace reír. El causante es Hector Mann, uno de los últimos cómicos del cine mudo. Zimmer descubre que aún que todavía quiere vivir. Comenzará entonces a escribir un libro sobre Mann, un joven y enigmático cómico nacido en Argentina, que hace sesenta años se desvaneció sin dejar rastro. Después de publicar el libro, Zimmer recibe una carta de una mujer que afirma ser la esposa de Mann, y le sugiere que los visite a ella y a su marido en Nuevo México."

Paul Auster recibió el Premio Libro del Año 2003 otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid por esta novela.

Auster es uno de esos escritores que me han recomendado hasta la saciedad y que, a pesar de los elogios, no lograba despertar mi interés, ni siquiera con este tan alabado Libro de las ilusiones. Sin embargo, el azar bibliotecario -nunca mejor invocado, al ser uno de los temas recurrentes del autor- hizo que cayera en mis manos en el momento propicio: los días previos a un viaje en tren. Así que lo empecé a 250 km de casa y volví con él en el camino de regreso.

Cual sería mi sorpresa al comprobar que con las primeras páginas me hallaba completamente enganchada a la historia. Mientras las iba leyendo no dejaba de pensar por lo bajito: "vaya... no puedo creer que me esté gustando tanto..." Me sentía en verdad contenta y dispuesta a enarbolar con felicidad mi mala intuición. Pero resulta que a medida fui avanzando, el interés se fue desinflando, hasta el punto de que las últimas páginas las leí más por inercia que por auténtico fervor literario.

Por un lado, las detalladas descripciones de las películas de Mann me aburrieron y ralentizaron el ritmo; fueron pasajes en donde mi mente se dispersaba sin lograr detenerse en lo escrito. Disfruté con el comienzo -el nacimiento del interés de David-, con los primeros contactos a la distancia con Frieda y la propia historia de Héctor relatada por Alma. Pero todo empezó a ir cuesta abajo en el momento en que Alma y Héctor intiman y, sobre todo, cuando llegan a Tierra del Sueño. No pongo objeciones al desenlace, y confieso que sentí una rabia tremenda ante la actitud -por otro lado, con claros motivos- de Frieda, pero me quedé con un ligero sabor a decepción en los ojos.

El balance general es que no ha sido en absoluto una mala lectura, de hecho durante cierto tiempo me resultó muy buena e interesante, pero fue perdiendo fuelle hasta alcanzar un nivel vulgar, de mero entretenimiento comercial. Una lástima porque el arranque me tenía en ascuas.

No obstante, sí tengo curiosidad por leer algo más de Auster. Supongo que la tan laureada Trilogía de Nueva York.

 
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