miércoles, 11 de junio de 2008

Los que me hicieron llorar




El principito, de Saint-Exupéry. Probablemente fue el primero y estoy segura de que, si lo retomo, vuelvo a caer. Me imagino esa soledad junto al baobab, esa inocencia...

Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute. Qué agonía llegar al final de este libro -bajo el peso de una enorme primera edición- con el corazón en un puño. Se veía venir, pero no se pudo luchar contra la tristeza. El racimito de uvas...

Rayuela, de Julio Cortázar. Con el capítulo 20 ya se me aflojan los ojos, pero con el 32, sean cuantas sean las veces que lo lea, sea el audio del propio Julio, va más allá de mis fuerzas. "...nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete... "

El dios de las pequeñas cosas, de Arundathi Roy. Un libro dulce, tierno y, al mismo tiempo, cruel. No recuerdo con exactitud qué fragmento, qué frases, pero sí una sensación general de querer abrazar y salvar a esos personajes tan maltratados por el tiempo.

El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa. El título ya lo indica: una lectura desasosegante, que angustia sobre todo por tratarse de un diario personal. Recuerdo, hace muchos años, la congoja y, también, la belleza infinita de lo que en él se narra.

La hora de la estrella, de Clarice Lispector. Mi primer acercamiento a la autora y me conquistó por completo. Es imposible describir la dulzura con la que está escrito este libro, las emociones tan puras, tan recién nacidas que refleja.

1 comentarios:

Veronika dijo...

Bueno... ahora no voy a poder recordar los libros que me arrancaron lágrimas, sé que fueron pocos. No es por falta de lecturas que me permitieran llorar, sino por que tengo que estar además de cierto humor para hacerlo.
Lloré con la novela "María" de Jorge Isaac. Un libro sentimental y dramático... y lloré, cuando le entregan las trenzas... el cabello de su amada, una especie de cabellera de Eurídice que quedará en su firmamento personal, recuerdo mortal de lo imperecedero.

Cuando aparecen personajes vulnerables, de honda humanidad... y la crueldad se cierne sobre ellos, siempre me dan ganas de llorar.

 
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