martes, 20 de mayo de 2008

Olvidado Rey Gudú



Olvidado Rey Gudú
Ana María Matute
Ediciones Destino
Colección BOOKET
ISBN: 9788423338061
960 páginas


Olvidado Rey Gudú, segunda entrega de la trilogía medieval, es la obra maestra de Ana María Matute y una de las grandes novelas de este siglo. Repleta de fábulas y fantasías, narra el nacimiento y la expansión del Reino de Olar, con una trama llena de personajes, aventuras y de un paisaje simbólico: el misterio Norte, la inhóspita estepa del Este y el Sur, rico y exuberante, que limitan la expansión del Reino de Olar, en cuyo destino participan la astucia de una niña sureña, la magia de un viejo hechicero y las reglas del juego de una criatura del subsuelo.
Qué fantástica lectura, cuánta magia, cuántos y qué diversos personajes, qué corta se me ha hecho en sus más de ochocientas páginas... Pero qué triste, triste estoy...

Es un relato sobre la magia de los sueños, de la infancia y el dolor del olvido. Una fantástica historia en la que se mezcla el amor, el odio, la ambición, la bondad, la amistad, la crueldad y la ternura. Explota sentimientos por cada de una de sus páginas y todos, todos sus personajes merecen ser recordados. Precisamente esto es lo que más valoro en esta novela: la construcción de los (numerosísimos) personajes. Son perfilados con profundidad, con una enorme riqueza psicológica de forma que ni el más puro se escapa de facetas negativas, ni el más cruel puede permanecer imperturbable a la ternura.

Cuento de reyes y reinas, príncipes y princesas, guerras y luchas por el trono, seres fantásticos y misterios envueltos de belleza. He quedado irremediablemente atrapada, dolorosamente enamorada de este libro cuyas páginas finales he tratado de alargar y retrasar hasta lo imposible...

Habría tanto que comentar...

Ardid, auténtica, única Reina de Olar. Qué maravilloso personaje femenino de la literatura. Ojalá pudiera verte siempre como aquella niña con ojos de ardilla, tan despierta, tan ansiosa, con gotas de luna en la mirada.

El Hechicero, entrañable anciano amante de los libros, la sabiduría y los conjuros. Siempre fiel, siempre amigo.

Almíbar, tan ingenuo, tan bueno en tu dulzura, en el colorido de sus trajes. Sin ser un personaje profundo, a veces pintado como un poco tonto me dolió tu muerte, me dolió por la indiferencia de Ardid...

Príncipe Predilecto, tan bondadoso, tan enamorado de lo bueno, de lo hermoso. Me encantaste, verdadero Príncipe Azul.

Tontina... Qué desquiciante y caprichosa me pareciste al principio; tardé en ver que tus juegos no eran del presente. Qué maravilla el mundo del que provienes, del árbol de los siempre niños, de la mano del mágico Príncipe Once -cuántos recuerdos me trajiste de mi propia infancia, de ese cuento de los once hermanos...

Gudulín... Gudulín... Tu muerte es una de las más bellas de este libro, tu entrega al mar, tu conversión en isla. Tanta dulzura, tanto cuidado... para un niño que desprecié hasta el final. No podré perdonártelo nunca... Cómo pudiste ser tan cruel con quien tanto te quería... Nunca, nunca, nunca...

Gudú, protagonista, Rey y olvido. Tu incapacidad de amar ha imposibilitado mis sensaciones hacia ti. Majestuoso, cruel, valiente, guerrero.

El final te lo reservo a ti, página mágica de un libro mágico: Trasgo del Sur. Tampoco a ti podré perdonarte. No puedo perdonar tu racimito de uvas, tu contaminación tan tierna, tu pelo rojo de hojas de otoño. Ahora quiero un trasguito en mi chimenea -que no tengo, pero que construiré sólo para atraerte- que golpetée mi sueño con su martillo de diamantes. Ahora lo confieso: las últimas 30 páginas me daban miedo, temía llegar a la línea en que desaparecieras... ¡Ignorante Gudú! Qué tristeza, qué tristeza...

De los personajes de los personajes, de los libros de los libros, se me ha quedado enganchado el Trasgo del Sur. Siempre, siempre, siempre.

0 comentarios:

 
La Rayuela Cosmicómica - © Templates Novo Blogger 2008