sábado, 17 de mayo de 2008

Ermitaño en París, Italo Calvino



Ermitaño en París
Título original: Eremita a Parigi
Editorial Siruela
Biblioteca Calvino, 13
ISBN: 978-84-7844-794-7
296 págs.




Cuando pasé la primera página de Ermitaño en París no imaginaba que llegaría a entusiasmarme tanto, a dejarme tantas palabras valiosas de un escritor al que admiro. Mantengo una extraña relación con los textos biográficos: casi siempre desconfío en un principio, quiero decir, desconfianza en cuanto a lo que puedan reportarme. Por ello siempre procuro que las biografías tengan cierta calidad y no una mera recopilación enciclopédica; cuando protagonista y autor coinciden se despeja cualquier inconveniente. Otro dato a añadir es que la mayor parte de libros de este tipo que he leído se refieren a escritores o artistas, con lo que la simbiosis realidad-imaginación está casi siempre presente. Mientras los leo siento que, por unos momentos, convivo en carne y hueso con esos nombres que me maravillan y me calman. Al poco de haberlos comenzado ya me siento cautivada de forma irremediable, se convierten en lectura única que concentra toda mi atención y tiempo y, cuando los cierro, se me desparrama una lagrimita entre las tapas.

Habiendo leído más de una decena de libros de Italo Calvino se me presentaba una buena oportunidad de acercarme al escritor a través de textos más personales. Ermitaño en París comprende una buena variedad de escritos fechados en distintas épocas y sobre temas muy diversos. Esther Calvino explica en el prólogo que fue toda una sorpresa descubrir una carpeta titulada “Páginas autobiográficas” –que será precisamente el subtítulo de esta obra- contenedora de un proyecto autobiográfico totalmente diferente al recogido en El camino de San Giovanni. El material aquí condensado se prolonga hasta 1980 –Calvino falleció en 1985- y abarca desde entrevistas hasta notas publicadas en prensa en las que se interrogaba al autor sobre política o literatura. Junto a estos textos, una parte importante del libro la ocupa el “diario norteamericano”, escrito durante su viaje a USA entre 1959 y 1960. Mediante breves pinceladas Calvino plasma sus impresiones sobre un país tan diferente al natal: paisajes, construcciones, universidades, hoteles, festividades, etc. En mitad de todo ello, minuciosas descripciones del mundo editorial –desde el trato con los editores hasta el método de trabajo y organización-, encuentros con escritores o intelectuales del momento, nociones políticas –es inquietante la escena de racismo que relata- y, en general, comentarios sobre la forma de vida estadounidense. Estas páginas me resultaron de un interés tremendo, la mirada de un escritor italiano tan concienciado política y culturalmente acerca de un país que cuarenta años después parece no haber cambiado tanto –y eso es lo más espeluznante de todo: leer su diario de 1960 y reconocer las imágenes actuales que, por ejemplo, nos presenta el cine de unos Estados Unidos repleto de contradicciones y en el que conviven la modernidad más apabullante con los pensamientos más retrógrados-.

Muchas de estas páginas autobiográficas contienen reflexivos textos sobre el pensamiento político de Calvino, desde su militancia partisana hasta su abandono del Partido Comunista en 1957. Muy curioso me resultó el texto “Los retratos del Duce” en el que rememora sus primeros veinte años a través de las imágenes oficiales de Mussolini que inundaban las escuelas, los medios de comunicación y gran parte (o toda) de la vida en Italia. Otro de los destacados, de gran belleza y, en mi opinión, uno de los más personales es el que da título al libro, “Ermitaño en París”, que bien podría servir de apéndice a Las ciudades invisibles. En él Calvino reflexiona sobre su relación con las ciudades que habitó, su intimidad literaria, sentimental y vital; una joyita. Por supuesto, no faltan los comentarios puramente literarios, tanto sobre sus obras como la de otros.

Para los amantes de la literatura de Calvino, de sus historias, sus personajes y, en especial, su mundo fantástico esta atípica autobiografía resultará un verdadero placer por el que conocer un poquito mejor a uno de los grandes de las letras italianas (y, más allá, de las universales).

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