La semana pasada me llevé una alegría inmensa al descubrir, vía Cuchitril Literario, que la Fundación Juan March de Madrid ponía a nuestra disposición los audios de todas las conferencias impartidas en su sede desde 1975 (por el momento ya son, nada más y nada menos, 2.001). Podemos encontrar charlas sobre Arte, Filosofía, Literatura, Ciencias Sociales, etc., en boca de ponentes de auténtico lujo ( Torrente Ballester, José Antonio Marina, Andrés Amorós…). Un verdadero deleite.
Entre las primeras conferencias que me apresuré a descargar está la del escritor Luis Landero, impartida el 6 de noviembre de 2007 y titulada “Mirar, sentir, narrar…” Era la primera vez que lo escuchaba y quedé tan maravillada por su sencillez, su sensibilidad y su cultura como al leer Juegos de la edad tardía. A mitad de charla, tuve que detenerme y recurrir al papel y al lápiz para apuntar al vuelo lo siguiente:
“La imaginación no se da gratis, hay que ganársela. […] Se puede y se debe ejercitar la capacidad de asombro.“Mirar y pensar por cuenta propia exige un esfuerzo, una dedicación, un precio que no todos –yo diría que muy pocos- están dispuestos a pagar. Exige, por ejemplo, una cierta lentitud y, precisamente, en un mundo donde todo invita a la velocidad anestesiante, y a la fugacidad de las cosas y de las ideas; exige conciencia en una sociedad donde la responsabilidad y la desidia son hábitos ya casi honorables; y exige soledad y recogimiento, no la soledad melancólica sino la placentera y laboriosa de la incertidumbre y de la inteligencia.“Sentir es un modo maravilloso de conocer, y quien sabe sentir, sabe imaginar.”
Hace unos días, quizás inconscientemente con estas palabras en la cabeza, de repente me dije: “¡Menos mal que tengo imaginación!”, porque sin ella me sentiría muy sola. Siempre la he visto como un tesoro preciado, delicado, de incalculable valor y que tiene un lugar privilegiado en mi maleta. La llevo a donde quiera que vaya y ella solita entra en escena casi sin darme cuenta. Nada más cierto que aquella expresión que dice que “la imaginación vuela”. Realmente lo hace: despliega las alas y lo cubre todo, cuando nos damos cuenta nuestra realidad inmediata se ha visto modificada con el toque particular de la imaginación. A veces, ya lo he comentado antes, imagino situaciones absurdas y humorísticas mientras espero (o desespero) en una cola, en una sala excesivamente formal, en un ambiente aburrido y vulgar. Imagino a partir de una palabra, de una imagen, de un sentimiento veloz. Imagino sobre aquello que deseo y también sobre lo que no; imagino cosas que sucedieron y conozco, y sobre cosas del lado que no vi. En ocasiones, lo reconozco, imagino con tanta fuerza que llego a dudar de si realmente lo viví, me doy cuenta y me río, pero en el fondo siento una felicidad cómplice. Así que una de las cosas que más agradezco tener, ejercitar y valorar es mi imaginación, y me cuesta comprender que haya personas (porque las hay) que carecen por completo de ella, o que la tienen tan relegada que ésta vuela bajo y poquito.
“Quien sabe sentir, sabe imaginar”, nos dice Landero, cuyos personajes se caracterizan por habitar en mundos grises e imaginar vidas rocambolescas y hermosas. ¿Será, quizás, que los que no imaginan o lo hacen muy de vez en cuando sienten las cosas “con distancia”? Dando la vuelta a la frase, también podemos afirmar que “quien sabe imaginar, sabe sentir”. Y sentir todo lo que la imaginación nos brinda eso sí que es una compañía inapreciable.
3 comentarios:
El prologo de la vuelta al mundo en ochenta libros, es fantástico. Escuche un poco de la conferencia de Landero y esta interesante. Escuchar la voz del creador de Faroni es algo notable.
Lo de la vuelta al mundo en ochenta LIBROS, me recuerda un cuento de Cortazar donde un actor de radioteatro recibe una carta de una admiradora. No recuerdo el nombre, solo que ese cuento lo leí hace años en una tarde de lluvia.
Saludos y gracias por los links
Tuve oportuna referencia de esta propuesta de la Fundación, por Radio 3, hace ya un par de meses.
La verdad es que, de momento, estoy concentrada en las conferencias de la Fundación J.M., y he dejado en el cajón "La vuelta al mundo...". Pero son dos iniciativas que vale la pena tener presentes, sobre todo teniendo en cuenta que no suelen abundar...
¡Saludos!
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