miércoles, 23 de julio de 2008

Shakespeare & Company

Shakespeare & Company, Editorial Ariel
Acabo de leer un artículo curioso e interesante en ADN: "Mademoiselle Shakespeare (and company)". En él se relata la historia de Sylvia Beach, una joven de Baltimore que, en 1919, abrió en París la librería-biblioteca Shakespeare & Company. Hasta 1941, año en que el local tuvo que cerrar ante la amenaza nazi, fue lugar de encuentro de escritores como Hemingway (a quien Beach le fió el importe de la suscripción), Paul Válery, André Gide, Larbaud, John Dos Passos, Ezra Pound o Scott Fitgzerald. "La Shakespeare funcionaba como estafeta de correos, lugar de cita, oficina de cambio de moneda, editorial, biblioteca y pensión improvisada de todos ellos." Hemingway describe así la librería en París era una fiesta: "En una calle que el viento frío barría, la librería era un lugar caldeado y alegre, con una gran estufa en invierno, mesas y estantes de libros, libros nuevos en los escaparates, y en las paredes fotos de escritores tanto muertos como vivos. Las fotos parecían todas instantáneas e incluso los escritores muertos parecían estar realmente en vida".

Por si fuera poco, fue Sylvia Beach la editora del incomprendido Ulises de James Joyce. Cuando un tribunal de Estados Unidos lo condenó por "ininteligible y obsceno", ella sacó todo su dinero y lo editó. El primer envío del libro a Estados Unidos fue confiscado y, como alternativa, camufló la obra cumbre de Joyce bajo cubiertas falsas de las obras completas de Shakespeare.

En 1941 un oficial alemán se encaprichó del ejemplar firmado que tenía Beach del Finnegan's Wake y, ante la negativa de ésta a vendérselo, la amenazó con regresar al día siguiente y llevárselo. En menos de dos horas, Beach desmontó las estanterías, escondió los más de 5.000 libros y tapó el letrero. Los alemanes no dieron con la librería pero sí con la librera, a la que mantuvieron durante seis meses en el campo de detención de Vittel.

La librería original nunca volvió a abrir sus puertas. Pero diez años más tarde, otra de similar espíritu y a cargo de George Whitman se inauguró en París: Le Mistral. Cuando Sylvia Beach murió, Le Mistral pasó a llamarse Shakespeare & Company, regentada por la hija de Whitman, también llamada Sylvia.

Todo esto lo narra la propia Sylvia Beach en sus memorias, que acaban de ser reeditadas en España por la editorial Ariel.

11 comentarios:

Raúl dijo...

Qué maravilla de entrada. El tono periodístico, de articulista aventajada con el que las escribes, me transporta.

Rayuela dijo...

Gracias por tus palabras, Raúl. Pero en esta entrada me limité a resumir y destacar aquello que más me llamó la atención en el artículo original (donde se precisan muchos más datos y hay una pequeña e interesante galería fotográfica).

¿Habrá algún sitio así hoy día? Aglutinante de tantos artistas, digo. Me parece que con tanta comunicación y tecnología, los contactos cercanos, cálidos, recíprocos, se han perdido un poco...

Rayuela dijo...

Acabo de enterarme que la actual Shakespeare & Company es la librería en la que se reencuentran los personajes de Ethan Hawke y Julie Delpy en Antes del atarceder.

littleEmily dijo...

Este libro fue uno de mis regalos de San Jordi aunque aún lo tenga pendiente. Me atraen mucho los libros que hablan de libros y todas aquellas personas que luchan para que la cultura no desaparezca. Sin Sylvia Beach no podríamos leer el Ulises de Joyce...

Raúl dijo...

¡Vaya!

Rayuela dijo...

¡Pues qué buen regalo, Littleemily! Ya tengo la idea de buscarlo por las librerías. La verdad es que lo hecho por personas como S. Beach es de admirar.

¡Saludos!

Raúl dijo...

Por cierto, mira que coincidencia de entrada: http://apostillasnotas.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Sí, ayer vi en Literaturame que enlazaba el artículo original. ¡Es una historia que no deja indiferente a nadie!

Raúl dijo...

Tras tu entrada, ayer, no tuve más remedio que revisionar la película que hemos referido. El placer, fue doble.
Buenos días.

Anónimo dijo...

Ahora ya sé qué más debo visitar en París, el día que pueda ir.

¿Has visto que la película está rodada en tiempo real? Lo que vemos es realmente lo que dura su (segundo) encuentro (hasta el final, momento a partir del que imaginamos...).

Raúl dijo...

Ya había visto la película y, evidentemente, esa estructura narrativa es lo que la caracteriza.
Bien hechar, ágil, ligera, a pesar de que se mueve siempre encima de la palabra.
El traveling inicial que va desde la librerçia a la cafetería "Le pure Café", casi sin cortes ni variaciones en el eje, es sencillamente magnífico.

 
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