martes, 8 de julio de 2008

La colina de Watership, de Richard Adams

La colina de Watership (Círculo de Lectores)


La colina de Watership
(Watership down)
Richard Adams

Editado por Seix Barral en 1998
ISBN: 84-322-0752-7
448 páginas


Al margen de cuentos narrados momentos antes del sueño y luego leídos en papel, si hay un libro que me incitó a la lectura y que "me enseñó a leer" -metafóricamente hablando- es La colina de Watership, o al menos es lo que persiste en mi memoria a través de los años. Recuerdo cómo mi madre, por las noches, me contaba alguna de las aventuras de estos entrañables conejos, y cuando yo, muerta de curiosidad por dilucidar sus desenlaces y continuaciones, pedía más, ella me respondía algo como: "pues aquí tienes el libro para leerlo..." Y así me fui acercando al mundo de los libros, picada por letras y curiosidades.

Tardé mis años en leerlo por completo, lo confieso (aunque la primera mitad me la conozco al dedillo, tras unos cinco intentos que se quedaban detenidos no por el aburrimiento -puesto que me encantaba- ni la desgana, sino por algo extraño que aún no acierto a descifrar). Quizás por este motivo, este libro no sólo me inició en la lectura, sino que fue creciendo con mi pasión por los libros.

Y ahora por Internet encuentro una imagen exacta de mi ejemplar, editado por el Círculo de Lectores de Buenos Aires en 1975. Acá tengo mi colina, forrada con plástico transparente a lunares azules y verdes (mal forrada, por cierto, llena de arrugas y pliegues eternos). Con su olor a viejo, como deben oler los libros.

Me entero de que la historia surgió de un relato improvisado que el autor creó para sus sobrinos durante un largo viaje por carretera y, a pesar de estar protagonizada por conejos, no debo tomarse como literatura infantil. Más bien estamos ante una narración épica que bien podría estar protagonizada por seres humanos y ser reflejo de una antigua civilización. La colina de Watership crea un lenguaje propio (de hecho, se incluye un glosario), costumbres y rituales precisos, un sistema de creencias y jerarquías, ejércitos y profetas. Se habla de poder y de lucha, de amistad y de relaciones personales, del avance destructor del hombre, del mundo y, por supuesto, de la muerte.

Recuerdo con claridad cómo viví el avance hacia nuevas tierras, la construcción de un poblado, las traiciones y el paso del tiempo…, en definitiva, cada detalle –tan minucioso, exigente, realista.

Ahora descubro que es un clásico en el mundo anglosajón, traducido a veinte idiomas (obtuvo la medalla Carnegie y el premio de literatura de The Guardian). De hecho, existe una película de dibujos animados y una serie. Sin embargo, todavía no he logrado encontrarme con ningún lector en español (y eso que está editado por Seix Barral).

Quizás un día de estos recomience nuevamente su lectura, y aseguro que me llevará mucho tiempo concluirla, para recordar mi crecimiento y acompañar mi nuevo aprendizaje, ése que nunca termina.

2 comentarios:

Raúl dijo...

Ni referencias de la obra tenía en el anaquel de mi memoria. Así que, gracias.

Rayuela dijo...

Ya digo que yo conozco el libro porque lo compraron mis padres en Buenos Aires. Años después, ya en España, vi la edición de Seix Barral y, en 1966, la misma editorial publicó Cuentos de la colina de Watership.

Por todo lo que supuso en mis infancia, le tengo un cariño enorme.

¡Saludos!

 
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