Varias de sus pinturas ilustran mis entradas y, hoy, durante 24 horas, lloverán hombres con bombín sobre Google.
Magritte sueña y sus pinturas sueñan con trascender las fronteras del marco. Nada es lo que parece, ni siquiera nosotros somos cómo parecemos. ¿Cómo nos ven los demás? ¿Qué imagen nos devuelve el espejo? Magritte, como Alicia, no se conformó con este lado. Y en su viaje encontró que las pipas, como todos los objetos, nos engañan; cuando desistimos, al camino no le faltan los zapatos, sino nuestros pies; las ventanas esconden paisajes en capas, uno tras otro, uno tras otro, ¿cuál es el verdadero?, y el cuadro, el arte, continúa más allá del lienzo.
Magritte me enseñó que los barcos están hechos de mar y que las rocas no pesan más que las nubes. Las estatuas lloran sangre y es posible juntar la noche con el día. Los besos cubiertos tienen sabor a inquietud. Y es hermoso llenar una copa de cielo.
Pero, sobre todo, Magritte me enseñó a soñar más allá de los sueños, a no conformarme con la primera imagen, a caminar, siempre, con la imaginación de la mano. A no ser, ni querer ser nunca, una copia en serie y con uniforme.
4 comentarios:
¡Peaso comentario te has marcado, Rayuela! No lo podría haber expresado mejor. Me declaro fan de Magritte. Un abrazo
y yo que pensaba que google aparecia esa imagen por que en europa se viene el invierno.
Burroooooooo
Bueno, al menos habrás aprendido algo nuevo, ¿no? :D
fue desconcertante lo de google, magritte, impresionante.
saludos.
Publicar un comentario