martes, 28 de octubre de 2008

Apuntes sobre Rayuela (IV)

Pont des Arts

La Maga


La Maga es, sin duda, uno de los grandes personajes femeninos de la Literatura, uno de los más queridos y también de los más misteriosos. Dentro de Rayuela y en contraposición al resto de personajes, la Maga carece de los conocimientos culturales que estos poseen y demuestran, sin embargo ella entiende lo que vive y lo que siente. Intuición, magia, libertad... Podemos llamarlo de muchas formas, al final es ella la mejor asentada en el mundo, la que no necesita buscar. La Maga encuentra. Encuentra lo que ella necesita y, más aún, sabe exactamente lo que quiere Horacio (cuando él mismo lo desconoce). La Maga es capaz de ver con los ojos cerrados, es la cúspide de lo sensorial. Mientras Oliveira pretende vivir en el lado (de acá, de allá) racional, ella vive en el pasional.

Curiosamente se trata de un personaje al que conocemos sólo a través de los ojos e impresiones de los demás. Sus pensamientos rara vez se nos presentan de forma directa, de hecho creo que uno de los pocos casos es la carta que le escribe a Rocamadour. Su forma de ser, de vivir, de comportarse, la sentimos mediante los pensamientos del grupo, en especial de Horacio. En el fondo, es imposible conocer a la Maga. Por mucho que Horacio diga, piense o sienta sobre ella, por mucho que los demás opinen o intuyan, no sabemos lo que la Maga piensa de su vida, de la vida. Por eso es para mí tan etérea.

Existe en algunos medios la tesis sobre una supuesta misoginia de Cortázar, teoría que nunca he defendido y que, además, me resulta ridícula. El hecho de que la Maga, uno de los personajes centrales de Rayuela, carezca del bagaje cultural que poseen los que la circundan, de que haya un "desnivel" de conocimiento y que el resto la vea a veces como un ser inferior por ese peldaño más bajo en que la colocan, no me parece que responda a una actitud misógina. No vería discriminación o saña ni aunque el personaje en cuestión fuera un hombre. Sobre todo porque opino que, en realidad, el mejor personaje de Cortázar, el más difícil y el más puro es precisamente éste.

Si bien es cierto que casi toda la novela está sustentada, de una forma u otra, en Horacio, en su visión del mundo y en su búsqueda sin rumbo, su complejidad y la de la Maga difieren. Horacio nos llega como una tormenta apabullante, arremete de todos lados. Veo en él una riqueza ilimitada, una figura de múltiples aristas, algunas de las cuales encajan y otras no —aunque él lo intenta por todos los medios.

Mientras Horacio se nos presenta de una forma abiertamente compleja, de la Maga no sabemos casi nada, con la salvedad de algún episodio concreto. La Maga no nos llega como una tormenta, sencillamente está ahí, aparece sin saber cómo, cuándo ni dónde. La Maga flota todo el tiempo, está en el aire, en ausencia o en presencia. La mayoría de los integrantes del Club la ven como un ser simple, tonto, ingenuo, pero en el fondo llegan a percibir esa errónea actitud: los datos que ellos tienen son fáciles de adquirir, la magia que la envuelve a ella, no.

Al final de la novela se ratifica lo que cada uno intuía en secreto: la Maga, esa presencia ausente, interruptora de preguntas absurdas, ajena al debate cultural que parece centrar los encuentros, es la verdadera figura aglutinadora. La Maga contiene y expresa todo lo que los demás no son y anhelan atrapar en algún pequeño momento. La Maga es siempre lo sentido, lo soñado, lo intuido, lo deseado. La Maga es el centro.

Creo que la diferencia entre Horacio y la Maga reside en la conciencia del absurdo. Rayuela es un enorme absurdo, un juego de vida con el que se bromea para tomarlo en serio, o al revés. Encontramos juegos absurdos, conversaciones absurdas, preocupaciones absurdas... conviviendo codo con codo con tristezas y pasados turbadores. Sin embargo, para mí, todo, absolutamente todo está impregnado de absurdo, al menos en una primera capa. Uno de los personajes donde más evidente es esto es en la Maga, porque ella es en verdad consciente del absurdo y, en consecuencia, ha optado por vivir dentro de él. En cambio, Horacio no termina por darse cuenta; se debate en un permanente oscilar entre "lo serio" y "lo lúdico", cuando ella ya ni siquiera se preocupa de esas denominaciones divisorias. En ocasiones parece que Oliveira quisiera vivir en serio el absurdo..., extrapolar las reglas del juego. Sabe bien cómo y qué es la Maga, lo que ella entiende y lo que sabe, y le revienta. Le revienta pero al mismo tiempo la ama por ello. Primero, porque ve que ella lo entiende mejor que él a sí mismo; segundo, porque ella puede volar, puede vivirlo todo, y él no.

En el fondo, pienso que lo que Horacio busca lo tiene siempre delante, alrededor, tocándole las orejas. La Maga es una encarnación de esa búsqueda; búsqueda absurda, como todo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo, apabullante y acertado análisis de los personajes centrales de Rayuela.
¡Enhorabuena!

Rayuela dijo...

¡Gracias, "hombre o mujer invisible"!

Anónimo dijo...

¿Cuántos lectores nos habremos enamorado de la Maga?

Me gustan mucho tus reflexiones sobre la manera en que conocemos a la Maga, pero creo que eso es algo general para todos los personajes al menos de la primera parte, que los conocemos mucho a través de Horacio y de los diálogos que mantienen con Horacio. Me fijaré. Es posible que esa imagen tan etérea que tenemos de ella venga dada por ese desequilibrio entre su fuerza en el libro y la sutileza y falta de nitidez de las líneas que la dibujan.

A mí también me resulta ridículo el tema de la misoginia de Julio, podría ser algo machista como casi cualquiera en aquellos años, pero ya se le gastó la lengua de pedir perdón por lo de los “lectores hembra”. Y como tú dices, no creo que tenga nada que ver con la diferencia cultural entre la Maga y el resto, porque cualquiera que quiera leer (y no proyectar sus ideas) ve que es ella la que acierta, la encumbrada en la obra, mientras que los demás, con todos sus conocimientos y sus profundos análisis, dan vueltas y vueltas incapaces de alcanzar donde ella alcanza, que además, y esto es lo importante, no es la felicidad del idiota, sino del que ha comprendido de verdad.

De todas formas, pienso que afirmar que la Maga es el centro es exagerado, y quizás solución demasiado fácil, si por “centro” ambos entendemos esa idea tan buscada y a la vez tan criticada en la novela, que nos daría el sentido de todo, y que por supuesto no existe.

Anónimo dijo...

muy buen analisis de La Maga, yo también la veo así.

Rocío.

 
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