martes, 26 de agosto de 2008

Solaris

Solaris
Stanislav Lem
Minotauro
ISBN: 978-84-450-7355-1
240 páginas

"El astronauta Kelvin se enfrenta a una nueva modalidad de agresión, una especie de enorme inteligencia oceánica que ocupa el planeta Solaris... Éste es el punto de partida de una alegoría de la condición humana, condenada a no obtener jamás respuestas definitivas a su ansia de conocimiento."

Tan sólo he procurado crear una visión de un encuentro humano con algo que estoy seguro de que existe, pero que no puede ser reducido a conceptos, ideas o imágenes humanos.

STANISLAV LEM



Soy lectora voraz pero no muy aficionada a la ciencia-ficción, por lo que cada vez que me acerco a una novela o conjunto de relatos de este género me lo pienso mucho y me tomo mi tiempo. Confieso que todo lo que he leído hasta el momento de esta categoría me ha apasionado, quizás sea porque mi desconocimiento del tema me hace optar por títulos encumbrados y más que recomendados.

A Solaris llegué por la película -la primera, dirigida por Tarkovsky (1972)-. El argumento me fascinó, su misterio, su angustia, su paisaje. En algún lugar he leído que es una "novela paisaje" y, en cierto sentido, así es. Quizás mi lectura se mezcle en la mente con las escenas del film ruso, bellísimas y sugerentes, pero es que tras haber leído la novela no concebiría sus colores y formas de otro modo. Todo queda envuelto por ese océano desconocido y asfixiante, presuntamente inteligente, inquietante a cada minuto.

Solaris es lentitud y pausa, no porque el estilo de Lem sea lento, sino porque el ambiente que allí se respira es de silencio y espacios sin reloj. Se trata de una lectura que nos sumerge en las sensaciones del personaje principal (Kris Kelvin), primero a través del desconcierto y la desesperación por encontrar respuestas, después por una aceptación sentimental de lo irreal. Todo parece onírico, entre sueño y pesadilla. Primero nos atenaza la visita misma de esas "creaciones de la memoria", luego su permanencia y continuidad, finalmente su certeza.

Solaris se teje con argumento de ciencia ficción y con reflexión moral. Intelecto y sentimiento ahora más unidos (y confundidos) que nunca, tocando la fibra más sensible del ser humano: su memoria, su imaginación, su creatividad, su afán de conocer otros mundos... sin conocerse antes a sí mismo.

Nota actual:

Las líneas anteriores fueron escritas justo después de leer la novela, hará ya unos cuatro años. Hace un par de horas terminé de ver la segunda adaptación cinematográfica, hecha en 2002 por Steven Soderbergh. El hilo argumental obviamente es el mismo, si bien hay ciertos elementos bastante diferentes; en ésta hay algún giro interesante que no recuerdo presente en la primera, pero sigo pensando que el ambiente creado en aquélla es superior en intensidad emocional y a nivel poético. Parece ser que Lem y Tarkosvky nunca se pusieron de acuerdo sobre la puesta en pantalla de Solaris: "Amputó todo el paisaje científico y en su lugar introdujo tal cantidad de extravagancias que no las puedo soportar" (Lem, 1987); "él no entendía el cine, y no lo entiende hasta el día de hoy" (Tarkovsky, 1985). Como ocurre casi siempre, cada autor realiza su propia interpretación y, por muy fiel al original que pretenda ser, es inevitable la transferencia de elementos personales.

Pero al margen de la indudable calidad de la novela y de las controvertidas películas, me interesa hacer hincapié en la idea principal de la historia. ¿Cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros en un planeta como Solaris? Para los que no conozcan el tema, lo resumiré en unas líneas. Solaris es un planeta en observación caracterizado por la existencia de un gigantesco oceáno en el que se presume existe inteligencia. Al poco de llegar, la tripulación comenzará a verse afectada de un modo peculiar: de algún modo, el océano contacta con cada uno extrayendo información personal de sus sueños y recuerdos. Así, el personaje central, Kelvin, es visitado por su mujer que se había suicidado años atrás. A pesar de los reiterados intentos de deshacerse de ella, tras cada sueño, regresa, sin saber casi quién es, sin entender nada. Es producto de la memoria de Kelvin, un producto perfectamente material, que piensa y siente.

La verdad es que no podría afirmar qué angustia es mayor: si la de él, que intuye lo que ocurre y se debate entre el mundo real y el creado por Solaris, o la de ella, que es consciente de no ser auténtica, con recuerdos vacíos de sensación.

¿Qué seríamos capaces de hacer para que se cumpliera nuestro deseo más anhelado? ¿Preferiríamos verlo cumplido, aunque de forma "irreal", renunciando a todo lo demás? Quizás en un primer momento sea fácil pensar: renuncio a lo irreal, prefiero lo que tengo ahora, completo y vivo, y no un "algo etéreo" formado por recuerdos. Pero si ese deseo es tan fuerte, si el vínculo emocional es tan profundo, ¿cómo rechazar lo que amamos tanto (por ejemplo, una persona), aunque no sea exactamente igual a lo que fue? ¿Razón contra emoción?

5 comentarios:

Lluís Salvador dijo...

Debe ser serendipia, o qué sé yo... Ayer un blog que frecuento comentaba "Solaris". Y hoy veo que ayer tú comentaste "Solaris". Como dije en el otro blog, Lem es uno de mis autores favoritos, y sólo con la mención de esa obra ya me hizo tener ganas de releerla. Después de lo de hoy, me temo que es obligatorio.
Me ha gustado MUCHO tu comentario, y lo bien documentado que está.
Saludos.

Rayuela dijo...

Gracias por tu visita y tu comentario, Lluís. Yo llegué a Lem por la entusiasta recomendación de un amigo y, al principio, lo tomé con temor, dado que conozco poco del género de ciencia-ficción. Pero entonces descubrí el tono filosófico, emocional, antropológico de Lem y me fascinó. Más tarde me acerqué aCiberíada, uno de los mejores libros de relatos que he leído, y a Congreso de futurología que me pareció algo irregular. Solaris es bello e inquietante, una hermosura que te deja cierto malestar en el cuerpo... Y sí, bien merece una relectura.

¡Saludos!

Leox dijo...

Este libro lo he buscado por años en librerias de novedades y de viejo.
Espero encontrarlo algun dia

Rayuela dijo...

Qué raro que no lo encuentres. Minotauro creo que lo tiene en varios formatos.

Leox dijo...

En Chile la oferta editorial , es pesima. He preguntado en librerias por libros de la editorial minotauro y no los tienen.

 
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