viernes, 26 de septiembre de 2008

Apuntes sobre Rayuela (II)

rayuel-o-matic

Una curiosidad:


La estructura: el tablero.


Encuentro fragmentos de magia y altura literaria en casi cada página de Rayuela, independientemente de sus capítulos ordenados, desordenados o patas arriba y vuelta a empezar. La lectura alterna me parece atractiva y, lo que es más importante, apropiada a la novela, a su título y a lo que subyace tras los principales personajes. No creo que el mismo método sea aplicable a otras obras, aquí la forma de leer Rayuela es como jugar a la rayuela. Pero, repito, al margen de eso —que ya forma parte de esta obra y es indivisible—, su alto valor no merma con capítulos correlativos al modo tradicional. Por tanto, considero que Rayuela es innovadora aun sin su tablero de dirección. Creo que la gran diferencia entre las dos primeras partes solitas y las tres juntas y completas es la riqueza, encontrar el centro del mandala. Mayor inmersión, un más amplio abanico de colores, una cercanía mayor a la Literatura. No significa que sin la tercera parte nada de esto pueda captarse, sino que, sin ella, falta el puntito final.

La estructura de Rayuela (tablero) es fundamental a la novela, porque es llevar a la práctica la teoría lúdica. Constantemente se nos dice que Oliveira está en búsqueda permanente de algo que no llega a alcanzar, en ocasiones La Maga lo entiende mejor que él mismo. ¿Han visto la de veces que se menciona "el centro"? El centro del mandala, las casillas de la rayuela (más evidente en los capítulos finales), ese constante deseo de tocar el cielo desde la tierra. Horacio está en un eterno juego de la rayuela, picando de casillero en casillero, perdido, sin saber cómo, dónde y porqué; pensando y analizando, y envidiando el sentir libre de La Maga. Todo este ir y venir de Horacio se refleja en la lectura alterna, es un modo de que el lector participe más: EL LECTOR ACTIVO. Todo termina siendo un círculo: ¿acaso qué es lo que escribe Morelli? El tablero nos ofrece la rayuela por adentro y por afuera.

Mis tres lecturas de Rayuela han sido mediante tablero; el motivo es que es el que más me ha atraído, por encontrarlo novedosos y, además, de algún modo innato al sentido de la novela. El tablero no es más que el juego de la rayuela, por lo que leerla de esta forma es imbuirse aún más en el universo de Cortázar. Lo lúdico que leemos se acrecienta en el lector lúdico. Para mí sí tiene sentido esta lectura y, de hecho, la considero perfecta para una novela como ésta, en donde lo interno y lo externo se fusionan a la perfección. Si bien los capítulos prescindibles no son necesarios para entender la historia que se nos cuenta, y a veces semejan ser algo del todo arbitrario, sí tienen una razón de ser aunque no siempre sea clara. Quizás lo más destacable de ellos sean las "Morellianas", sería triste perderse un personaje tan importante como el de Morelli... Al fin y al cabo, es él quien escribe el libro, ese libro que casi puede leerse como apetezca al lector: el "almanaque-rayuela-mandala". Los capítulos "de otros lados" ponen al descubierto la parte más juguetona y experimental de Cortázar —aunque es claro que la novela está plagada de juegos, sobre todo lingüísticos—, por eso son el colofón de la rayuela.

Tampoco creo que Cortázar haya pretendido hacer brillar esa forma/estructura por encima del resto de los elementos. Lo que sí creo es que la crítica y, sobre todo el público, son los que han ensalzado la forma por encima de la novela en sí. Si bien considero que el tablero es adecuado, acertado e imprescindible para una comprensión profunda, no es lo que primero destacaría de Rayuela. Pienso "Rayuela", y el orden de capítulos no es la primera imagen ni el principal color que me viene a la mente. Es TODO LO DEMÁS.


5 comentarios:

Veronika dijo...

Muy bueno el post y muy pertinente al blog.

¡Hice trivia en Mil Caballitos Persas!
Me quedó bastante mal la pista jajaja... Y bueno, soy primeriza.

Espero que sirva para quitar presión! ;)

¡Saludos!

mario skan dijo...

Cuando leí por primera vez Rayuela utilicé
el tablero aunque me perdía con la morellianas o algún pasaje en inglés, después utilicé la otra forma, hasta el capítulo 56, a las dos formas las disfruté y todavía lo sigo abriendo al azar.
saludos

Bárbara dijo...

Y el tablero es un juego más, yo leí Rayuela de las dos formas y la verdad es que me gustó más con el tablero, además es más divertido ir siguiendo un mapa, como si el propio libro fuera el viaje aleatorio por Paris, Buenos Aires...Y lo de abrir un libro al azar en mi caso es regla, así es como muerden me dijo cierta vez un librero y sí, si abro un libro y me enamoro de distintos fragmentos ya estoy perdida.
Saludos.
Bárbara.

Rayuela dijo...

Mariano: Pues en mi primera lectura de Rayuela me perdí con muchos pasajes pero lo que más me llegaron fueron precisamente las morellianas.

Bárbara: Abrir un libro al azar es una maravilla, y una de las mejores formas de descubrir nuevos títulos. Y Cortázar se presta tanto a la apertura azarosa...

¡Saludos!

P.D: ¡Ay, qué perdida estoy en tu trivia, Veronika)!

Anónimo dijo...

Sobre el tablero, quisiera compartir contigo esta entrada de mi blog, aunque seguramente conocerás el texto:

http://scriptoriis.blogspot.com/2007/09/sobre-el-tablero-de-direccin.html

Para mí el tablero, y las indicaciones de Cortázar a Porrúa para la edición del libro, son la prueba definitiva de que a pesar de todo lo dicho acerca de las mil lecturas, el desorden, etcétera, Julio sabía perfectamente lo que quería hacer y cómo conseguirlo. Aún no comprendo cómo algunos críticos pudieron pensar que Cortázar no sabía bien cómo ordenar su obra, esta claro que al decir eso confunden o maximizan las dudas lógicas y las correcciones del propio proceso creativo. Hay un Julio demiurgo detrás del Julio liberador, su libertad de lectura es a posteriori, quiero decir que nos ofrece muchas posibilidades, pero hay un camino que hay que recorrer inexcusablemente si uno quiere sacar todo el aprendizaje del libro, y es el orden de lectura del tablero. Después, uno es dueño de hacer lo que quiera, pero para mí, Rayuela no se ha leído del todo si no se ha leído de las dos maneras y uno ha sido capaz de ver la tremenda diferencia que existe. Esto no quiere decir, como muchos pensaron y ya Julio desmintió, que haya que leerla de las dos maneras, lo que quiero decir es que los lectores habituales han de hacer caso al tablero, y a los fans, se nos reserva la fascinación de cotejar con distintas lecturas de lo que es capaz el ingeniero Cortázar. La pregunta lógica de “entonces, ¿por qué no lo encuadernó de una vez ordenado según su criterio?”, tiene la respuesta también lógica de “Porque entonces, ni sería un juego, ni nos hubiera hecho pensar de manera diferente a cualquier otro libro. La ruptura de la lectura lineal exigía un efecto de este tipo”.

 
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