¿Se imaginan una vieja cómoda, carcomida, olvidada, ninguneada en un rincón? Cinco cajones que, posiblemente, nadie haya abierto en muchos años. Los abrimos, no sin dificultad, y vuelan los papeles, quizás mecanografiados, quizás garabateados a mano. Saltan tres cronopios, varios Lucas, un Manuel pícaramente sensual, poemas, juegos, palabras, palabras, palabras...
Todavía nos quedaba una partida pendiente a la rayuela.
Lo reconozco: mi día se ha pintado de colores.
3 comentarios:
muy buen blog, seré asidua seguidora
Y el mío. Y cuento los días para la publicación de estos papeles inesperados, pero sinceramente, me cuesta creer que hayan estado dormidos sin conocimiento de nadie hasta el 2006, habida cuenta del propietario de la cómoda. Más me parece una versión para contar, que no para armar.
Y además, en breve una nueva edición revisada de "Salvo el crepúsculo". Por marzo, creo.
Felichidá.
¡Bienvenida Rosaura!
Sí, Armorius, a mí también me parece "sospechoso" que la cómoda haya estado ahí sin conocimiento de nadie... ¿Oportunismo?
Sea lo que sea, alegría por su publicación.
¡Saludos!
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