miércoles, 3 de septiembre de 2008

Little judicious cutting

Hace unos meses estuve sumergida en el primer tomo de las Cartas de Julio Cortázar -sin duda mi mayor placer literario del año- y, como no podía ser de otro modo, terminó manoseadísimo y muy subrayado. Entre las páginas señaladas, hubo una que me causó risa por lo acertada y justa que era. Se trataba de una respuesta a Kathleen Walker, directora de la revista Américas, sobre la propuesta de ésta de publicar el relato "Casa tomada" pero "condensándolo por falta de espacio". Aquí transcribo los párrafos más llamativos:


Lamento mucho decirle que lo que en [su carta] se califica de "little judicious cutting", y especialmente las "condensations" tan hábilmente llevadas a cabo por los esfuerzos conjuntos de dos editors de las ediciones española e inglesa de Américas, me parecen mutilaciones inaceptables desde todo punto de vista.

Sé muy bien que mi cuento es demasiado largo para la revista. [...] un vendedor de marcos no pretenderá que un pintor suprima varios centímetros de su tela para que encaje exactamente en el modelo disponible. En este caso el marco es Américas, y si mi cuento es realmente tan digno de ser publicado como lo señala la última frase de su carta, el marco debe servir a la tela, y no viceversa. Lo contrario será, quizá, excelente periodismo; pero ya se sabe que del buen periodismo sale la mala literatura.

No me crea vanidoso ni pedante. Deseo simplemente dejar constancia de que para mí un cuento no se diferencia intrínsecamente de un poema, en el sentido de que sus valores rítmicos, la estructura de la frase y el desarrollo de la acción deben cumplir sobre el lector un efecto de carácter análogo al de la poesía. [A continuación, Cortázar "amputa" un poema de T. S. Eliot para ilustrar sus palabras.]

[...] Personalmente, me hubiera parecido muy razonable que Ud., por razones literarias, me sugiriese cortes y condensaciones de mi cuento. Lo que me subleva, y me obliga a contestar negativamente a su carta, es que esas modificaciones provengan tan sólo de una falta de espacio.

[...] Excúseme la vehemencia de esta carta, pero defiendo en ella algo que creo esencial a la definición misma de lo que debe ser un escritor. Nada podría agradarme más que la publicación de un cuento mío en Américas [...]. Deploro, pues que los términos que se me proponen me resulten inaceptables.

Julio Cortázar
París, 26 de octubre de 1958


La respuesta de la señora Walker fue:


Touché! Pensamos publicar el cuento íntegro en nuestro próximo número (aunque tengamos que imprimirlo en los márgenes).


¿Qué pensáis? ¿No es, como poco, "sorprendente" que un editor tenga esta idea sobre la literatura? Como si hubiera un esquema estricto a seguir y se pudiera sustituir y recortar con libertad la obra del autor. Lo que trae a mi memoria que hace años alguien (por suerte no recuerdo quién) me pidió que le indicara algún tipo de fórmula o receta para escribir un poema, así podría saber cuándo, cómo y en qué cantidad debía aplicar una metáfora, una aliteración y cualquier otra figura retórica... Eso es, desde luego, un caso muy extremo, pero sí es cierto que hay editores para todos los colores (quiero pensar que abundan más los que hacen honor a su oficio).

8 comentarios:

Carlota dijo...

A mí también me gustaría pensarlo... vengo desde Magnolia de acero... también tengo la mayoría de mis libros llenos de anotaciones y dobleces en las páginas :). Un abrazo.

Raúl dijo...

No conozco a muchos editores. De hecho, no sé muy bien que pintan tienen, para el caso de que me cruce con alguno de ellos por la calle.
Lo que si puedo decir, refrendando lo que ya opinaba del bueno de don Julio, sería una exclamación parecida a: "¡qué tipo más grande, Cortazar!".

Rayuela dijo...

¡Gracias por tu visita, Carlota! Yo suelo tener siempre un lápiz a mano cuando leo, para subrayar aquello que me llama la atención, las palabras hermosas.

Raúl:Entre las muchas virtudes de don Julio estaban las de la agudeza y la elegancia: sabía decir las cosas de forma clara pero conservando magistralmente las formas. Leer sus cartas es una auténtica delicia, por su calidad literaria, por su humor, pero sobre todo por lo muchísimo de él que transmitía: sus estados de humor, sus sueños, sus tristezas, los pequeño detalles que le hacían feliz... Lo que desprenden esas páginas es un corazón enorme, un poder decir: "era un hombre bueno" (que parece fácil, pero no lo es tanto).

En cuanto a los editores lo único que puedo decirte es que, de los que conozco, van todos a mil por hora, sobresaturados y en mil sitios a la vez.

¡Saludos!

Sombras en el corazón dijo...

Hasta la carta es buena literatura...

Un abrazo

Rayuela dijo...

Pues en una de esas cartas escribió:

"Y lo curioso es que sé bien el destino de esas cartas; el afecto de quienes las reciben les guardará acaso un cajón, las páginas de un libro... Pero todo ello es momentáneo; una correspondencia así, dispersa y sin fines literarios, está condenada a la extinción absoluta, fatal. Sólo los genios logran que la paciencia de los eruditos busque, hasta encontrarlas, todas sus cartas... [...] Odio las cartas "literarias·, cuidadosamente preparadas, copiadas y vueltas a copiar; yo me siento a la máquina y dejo correr el vasto río de los pensamientos y de los afectos." (2 de junio de 1942)

¡Saludos, Sombras en el corazón!

Lluís Salvador dijo...

Conozco a unos cuantos editores, y sí que es cierto que simpre van escopeteados...
En cuanto a aquello de aquella persona que te pedía un método, ¡problema resuelto! New Novelist (29.99 libras esterlinas, unos 38€) es un programa que te dirá cómo escribir y cuánto, en porcentaje, tienes que dedicar a la infancia del protagonista, cuánto a su tortura interior, etc. Y puede parecer que hablo en broma, pero, no, no, no. Más detalles en La Stampa del viernes 29 de agosto de 2008.
Y me has convencido, y leeré las cartas de Cortázar. Es que yo a las publicaciones de correspondencia siempre les he tenido un pánico...
Un saludo

Rayuela dijo...

Acabo de entrar en la web del programita y me ha hecho empezar el día con una buena risa (mejor eso para mi ánimo que no un enfado ante la ignorancia). Lo de ser escritor es un rollo, lleva demasiado tiempo y esfuerzo y, desde hoy, tengo claro que si tengo alguna idea de comienzo, otra de final y personajitos sueltos, ¡es que soy una gran escritora! Menos mal que he topado con este software que me permitirá consagrarme, sin el sudor de mi frente, en el mundo de las Letras.

Hablando en serio, ahora en mi estantería tengo a la espera el segundo tomo de las cartas y, después, tan sólo quedará uno más...

¡Saludos!

Lluís Salvador dijo...

¡Ja, ja, ja! Mejor tomárselo con humor, desde luego.
Y rectifico: Todos los editores que he conocido van escopeteados, menos uno: Jorge Herralde.
Saludos.

 
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