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domingo, 30 de noviembre de 2008
Orígenes de la lectura en braille
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Escrito por Rayuela a las 13:16 3 comentarios
miércoles, 26 de noviembre de 2008
[Pequeño paréntesis] Forges y el libro (V)
Escrito por Rayuela a las 20:16 3 comentarios
viernes, 21 de noviembre de 2008
[Algo para compartir] 110 años de Magritte
Escrito por Rayuela a las 20:20 4 comentarios
jueves, 20 de noviembre de 2008
Trivia de Arte 19
Las tres edades de la vida y la muerte
Hans Baldung
Hacia 1510
Óleo sobre lienzo, 48 x 33 cm
Kunsthistorisches Museum, Viena
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miércoles, 19 de noviembre de 2008
El callejón de los milagros, Naguib Mahfuz
El callejón de los milagros
Naguib Mahfuz
Martínez Roca
ISBN: 978-84-270-3286-6
336 páginasSinopsis: Hamida es una joven que ambiciona casarse con un rico comerciante que la rescate de su mísera existencia. El modesto barbero Abbas estaría dispuesto a todo por ella, pero por mucho que la corteja no consigue conquistar su codicia. A Kirsha, el dueño del café del barrio, su inclinación por los muchachos le lleva a tal punto que ya no le importan los escándalos que provoca su lujuria, y la viuda Afifi, madura y sola, se reúne con la casamentera en busca de un joven que caliente su cama por las noches. Todo ocurre en el callejón Midaq, en pleno centro de El Cairo, donde una moderna radio ha sustituido al viejo poeta que recitaba el Corán. Allí todos comparten su tiempo, mientras la miseria convive en silencio con el amor y la desdicha.
Escrito por Rayuela a las 19:23 2 comentarios
viernes, 14 de noviembre de 2008
Ex libris: la huella personal en los libros
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¿Y vosotros, queridos lectores, marcáis vuestros libros de algún modo particular?
Ex libris Jaromír Bílek, República Checa,1962. Colección de Gian Carlo Torre.
Escrito por Rayuela a las 9:14 5 comentarios
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Confieso
Escrito por Rayuela a las 20:22 3 comentarios
lunes, 10 de noviembre de 2008
Cuentos de los Viudos Negros, Isaac Asimov
Cuentos de los Viudos Negros
(Tales of the Black Widowers)
Isaac Asimov
Alianza
ISBN: 978-84-206-5765-3
Dotado de una imaginación extraordinaria, Isaac Asimov ha alcanzado una inmensa popularidad basada principalmente en su innegable talento para la divulgación científica y en una extensa producción de narraciones de ciencia-ficción, cuya audacia y originalidad han dado lugar a una renovación decisiva del género. Menos conocida es quizá su faceta de escritor de relatos de misterio, a la que corresponde esta selección publicada bajo el título de Cuentos de los Viudos Negros. (Alianza)
En el mismo prólogo, Asimov narra de dónde surgió la inspiración para esta serie tan prolífica. Él mismo era miembro de un club exclusivo, los "Trap Door Spiders", que se reunían para cenar un viernes al mes. Por tanto, las personalidades de algunos de los personajes se basaron en personas reales. En la ficción, el origen del Club de los Viudos Negros parte de la idea de una serie de amigos de organizar reuniones sólo para hombres, para "alejarse" de sus mujeres al menos durante una noche. En cada reunión -celebrada siempre en el mismo lugar (salvo una excepción, al menos en esta entrega)- uno de los miembros debe llevar un invitado que será sometido a un interrogatorio, únicamente con el fin de promover una charla interesante. Por supuesto, en el seno de estas charlas surgirán los "misterios" que entre todos ayudarán a resolver. En realidad lo de "entre todos" debe tomarse con pinzas ya que, si bien el análisis de los datos es tarea global, la solución siempre llega de la misma mano: la de Henry, el camarero.
La serie resultó ser muy productiva, y a esta primera recopilación le siguieron unas cuantas más: Más cuentos de los Viudos Negros (1976), El archivo de los Viudos Negros (1980), Banquetes de los Viudos Negros (1984), Los enigmas de los Viudos Negros (1990) y El regreso de los Viudos Negros (2003, por tanto póstuma).
Ingeniosas, divertidas y muy recomendables para todos los amantes del misterio, el humor elegante y la deducción.
Escrito por Rayuela a las 19:24 1 comentarios
sábado, 8 de noviembre de 2008
[Algo para compartir] Raymond Peynet
Lo único que lamento es que las ilustraciones no sean en color, ¡pero son tan encantadoras! Los amorosos de Peynet han dado ya la vuelta al mundo; dicen que Brassens no hubiera escrito "Les Bancs Publics" sin ellos, y Aznavour les dedicó la canción "Les Amoureux de Papier". Hoy día existen cuatro museos donde se exponen estos "novios de papel" (Antibes, Brassac les Mines, Karuizawa y Sakuto-cho).
Escrito por Rayuela a las 16:00 2 comentarios
jueves, 6 de noviembre de 2008
Trivia de Arte 18
Paseo en barca a Schreckenstein
Ludwig Richter
1837
Óleo sobre lienzo, 116 x 156 cm
Kunstsammlungen, Dresde
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De nostalgias
Hoy tengo ganas de estar nostálgica y, como cuando eso me sucede, prefiero mi propio silencio me refugio en lo que otros escribieron y cantaron.
COMARCA EXTRAÑA
Mario Benedetti
País lejos de mí / que está a mi lado
país no mío que ahora es mi contorno
que simula ignorarme y me vigila
y nada solicita pero exige
que a veces desconfía de mis pocas confianzas
que alimenta rumores clandestinos
e interroga con cándidas pupilas
que cuando es noche esconde la menguante
y cuando hay sol me expulsa de mi sombra
viejo país en préstamo / insomne / olvidadizo
tu paz no me concierne ni tu guerra
estás en las afueras de mí / en mis arrabales
y cual mis arrabales me rodeas
país aquí a mi lado / tan distante
como un incomprendido que no entiende
y sin embargo arrimas infancias o vislumbres
que reconozco casi como mías
y mujeres y hombres y muchachas
que me abrazan con todos sus peligros
y me miran mirándose y asumen
sin impaciencia mis andamios nuevos
acaso el tiempo enseñe
que ni esos muchos ni yo mismo somos
extranjeros recíprocos extraños
y que la grave extranjería es algo
curable o por lo menos llevadero
acaso el tiempo enseñe
que somos habitantes
de una comarca extraña
donde ya nadie quiere
decir
país no mío
(Geografías, 1982-1984)
Escrito por Rayuela a las 21:00 0 comentarios
martes, 4 de noviembre de 2008
Los más buscados
Apuntemos ahora algunas de mis experiencias felices.
Allá por 1995, en plena euforia lectora sobre las raíces de la cristiandad (siempre en una rama histórica, pues mi fe no anda por esos derroteros), vi la película de Scorsese que cayó tan bien a la curia: La última tentación de Cristo. Como no podía ser de otro modo, quise conocer también el libro en el que se había basado, escrito por Nikos Kazantzakis. No disponible, descatalogado, quién sabe... Lo pedí a las librerías y me mantuvieron a la espera con expectativas falsas, tanto que alguna de ellas entró en mi lista negra (de ese modo tan vergonzoso que me impedía, por prudencia, dejar de visitarlas, pero que me consolaba pisando el establecimiento con gesto de reproche). Un buen día ocurrió el "milagro": en un paseo habitual por la zona entré, cual autómata, a la librería estigmatizada con el único propósito de buscar ese libro. Oh, allí estaba, recién recibido, recién reeditado en formato bolsillo. Fui hasta la caja casi como si tuviera un lingote de oro y estuviera rodeada por los cuarenta ladrones de Alí Babá, salí a la calle como si fuera una niña que acababa de haber visto a Mickey Mouse.
Otro final feliz fue el que me deparó Los propios dioses de Isaac Asimov. Fue el primer libro que saqué de la biblioteca tras una demorada y difícil mudanza a una nueva ciudad. Me maravilló tanto que quise tenerlo, poseerlo para mí solita, sin identificación de préstamo. Pues tampoco, en cada librería encontraba surtidas bibliotecas de Asimov... a falta siempre de éste. Un domingo en una Fnac hasta los topes de familias completas, surgieron estos dioses de los que había un solo ejemplar: el mío. Poco me importaron la larga cola, la calefacción exagerada o los minutos que se aproximaban con peligro a la hora de comer, pues todo era perfecto: lo había encontrado, me había encontrado. (También se trataba de una reedición reciente.)
El siguiente caso estuvo protagonizado por Thomas de Quincey y su muy peculiar obra Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Mi interés por este librito que apenas sobrepasa las cien páginas surgió en las clases de Ética de la facultad, de la mano de un también peculiar profesor (al que guardo gran cariño) que, entre Moro, Bentham (con su momia) y Hume, nos hablaba de Thomas de Quincey y de American Pycho. Mi infructuosa búsqueda terminó la mañana en que una compañera de clase (que apenas me había dirigido la palabra durante dos años) me avisó de que había localizado un ejemplar, manoseado y escondido, en la librería que estaba frente al campus. Sobra decir que salí corriendo en cuanto sonó el timbre (licencia poética: el fin de la clase eran nuestros relojes). Gran felicidad. Cuando uno o dos meses después Alianza decidió reeditarlo sufrí una extraña conmoción mezcla de risa y enojo.
Mi "casualidad" más reciente fue Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Por qué, por qué siempre tengo la necesidad imperiosa de leer la obra-que-no-se-encuentra... La primera decepción la viví el día que tuve al alcance el que debía ser uno de los últimos remanentes de la edición y cuya compra, con el juicio obnubilado y la cartera escasa, decidí demorar. Cuando pocas semanas después acudí a su rescate, me encontré con un establecimiento desolado que había cerrado las puertas para siempre. Pero el buen hacer editorial escuchó mi llanto y publicó, hace unos meses, esta obra y otras dos en un volumen. En esta ocasión la sorpresa la recibí en forma de regalo y casi se me salen los ojos cuando lo tuve.
En el momento actual mis esfuerzos están concentrados, desde hace ya demasiado, en una novela del desconocido en España Marco Denevi: Rosaura a las diez. Confieso que, en un momento de debilidad y desesperación, conseguí una versión digital que guardo en mi disco duro sin ánimo de abrirla. Mezcla de orgullo, de amor por el libro físico y de fe en la casualidad mágica que, seguro, seguro, de una forma u otra propiciará el encuentro.
Escrito por Rayuela a las 21:09 10 comentarios